JAVIER MELÚS: «CASI NO ME RECUERDO SIENDO OTRA COSA. » Por David Navas e Íñigo Álvarez

ESTE CURSO DECIMOS ADIÓS A JAVIER MELÚS, UN GRAN Y SIMPÁTICO PROFESOR QUE A MÁS DE A UNO O UNA LE HA INTRODUCIDO EL GUSTO POR LA GEOGRAFÍA Y LA HISTORIA, UNAS ASIGNATURAS DURAS PARA EL ESTUDIANTE MEDIO, Y QUE JAVIER HA SABIDO INCULCAR. PARA CONOCERLE MEJOR, HEMOS QUERIDO FORMULARLE VARIAS PREGUNTAS.

David: Buenos días, Javier, ¿De pequeño qué quería  ser? ¿Quería ser profesor de Geografía e Historia o tenía en mente otra profesión?

Javier: La pregunta tiene miga. ¿Realmente alguien recuerda lo que quería ser, cuando era pequeño, al llegar a la edad adulta? Yo, al menos, no. Seguramente bullen por la cabeza de una criatura un montón de visiones heroicas del  futuro (bombero, aviador, astronauta), seguramente relacionadas con la última película o serie de televisión que ha visto. Futbolista no, porque era muy malo. Pero profesor tampoco. Nunca tuve una “vocación” natural por este trabajo, pero la vida es así, y te va llevando.

Íñigo: ¿Cuántos años lleva dando clase?

Javier: Un compañero (profesor) de este centro decía, en charlas informales, que él se recordaba siempre siendo ya un señor casado. Casi lo mismo me pasa a mí con lo de ser profesor, casi no me recuerdo siendo otra cosa. Bueno, sí, estudiante: del cole al instituto, del instituto a la universidad, de la universidad otra vez al instituto. ¡Qué vida! Pero como seguramente esto no es una respuesta muy concreta, diré que empecé a trabajar en este asunto en el curso 1984-1985.

Íñigo: ¿Cómo empezó su andadura por el sistema educativo?

Javier: Bueno, en aquellos lejanos tiempos lo primero era aprobar una oposición. Terminé en la Universidad en verano de 1983 y empecé a preparar esas oposiciones durante el resto del año y el siguiente (ya tenía hecha la mili). Así que en el verano del 84 me presenté a las oposiciones (en Madrid), las aprobé y saqué plaza. Ese mismo otoño tuve mi primer destino: Ibiza. Y luego a recorrer institutos en los siguientes años… Para terminar en el mejor instituto del mundo mundial (o al menos de la zona norte de Zaragoza).

David: ¿Cómo se acostumbró a la introducción de las nuevas tecnologías?

Javier: Las nuevas tecnologías no son tan nuevas. En aquel instituto de Ibiza (“Sa Blanca Dona”) ya había un compañero (joven, animoso y de Novillas) que intentó enseñarnos a algunos profes algo de programación (con un Spectrum de 48K). Un par de años después, y para la realización de mi tesis doctoral (que incluía mucha estadística), empecé a aprender alguna cosilla con otro compañero (en mis años en el “Félix de Azara” de Zaragoza). Y poco después compré un portátil (pesaba ocho kilos y tenía menos memoria que el reloj que llevo ahora en mi muñeca).

Otro asunto es el de las nuevas tecnologías en el aula. Alguien dijo que enseñamos como nos enseñaron y, seguramente, yo en eso he sido bastante tradicional.

David: De su carrera docente, ¿cuál ha sido su experiencia más difícil?

Javier: La vida, en general, es una carrera de obstáculos. El trabajo también, y la capacidad del ser humano para adaptarse a aquello que no puede cambiar es muy grande.

Cuando empiezas con este trabajo, el de enseñar, seguramente crees que con él puedes cambiar el mundo (o la parte que a ti te toca cambiar). Luego está la burocracia, los comportamientos criticables (de todos los elementos involucrados), las pequeñas o medianas piedras en el camino. Pero también están los aspectos positivos (además del día de cobrar, claro): exalumnos que te saludan y te agradecen, compañeros que te ayudan y te enseñan, … El día a día no siempre es fácil pero, como nos ocurrió en la mili (si, otra vez la mili) aprendes a olvidar o dejar en un cajón cerrado los momentos o situaciones negativas y te quedas con las positivas.

Como este trabajo es de cara al público (alumnos, compañeros, padres, administración) a lo largo de los años tienes situaciones poco agradables (te equivocas en el trato con alguien, recibes una contestación que no querías, te ves obligado a hacer algo que crees que es inadecuado o inútil, etc.) Pero es que esto es así, los mundos perfectos solamente están las películas Walt Disney (en algunas).

Íñigo: ¿Cómo cree que se debe educar a los alumnos en los tiempos que corren?

Javier: En los tiempos que corren (“malos tiempos para la lírica”) y en los que vengan, igual que en los pasados, se debería educar en la igualdad y en la libertad, en los valores y en las capacidades. Ahora bien, una cosa es cómo se debería y otra, muy distinta, cómo se puede. Solo por poner un ejemplo que repito a menudo: es muy difícil luchar desde la clase de historia contra un gigante como Tele5 (lo que representa). Igual es un topicazo, pero la imagen del hidalgo caballero Alonso de Quijano frente a los molinos me viene al pensamiento. ¿Educar en libertad, en valores y en capacidad cuando nuestra sociedad parece estar regida por el hedonismo, la dejadez, la ignorancia y otros males salidos de la caja de Pandora? Sí, al menos en la medida de lo posible.

David: Y por último, ¿qué recomendaría a los profesores recién incorporados, incluso los futuros?

Javier: Normalmente los jóvenes que se incorporan a la educación están muy preparados y, además, muy ilusionados. En los últimos años lo hemos visto en el Élaios: jóvenes con una enorme capacidad de trabajo y una gran calidad. Lógicamente necesitarán adquirir experiencia, eso no lo da Salamanca. Tampoco se vende en farmacias el Pacienzol 500 mg., algo de lo que hay que hacer uso muy frecuente.

Íñigo: Muchísimas gracias por compartir esta entrevista con nosotros

David: Le deseamos lo mejor para su vida de ahora en adelante

Javier

Muchas gracias a vosotros por vuestro ánimo y vuestro coraje para llevar a cabo este proyecto de la revista. Y las profesoras que os echan una mano.

Y para que veías cómo desgasta este trabajo (que algunos piensan que esto no es duro) os pongo dos fotos del antes y del después. Así era yo cuando empecé y así me ha dejado este trabajo. Muy duro.

EL BARRIO DE LAS LETRAS: UN VIAJE POR EL MADRID LITERARIO Por David Navas

EL NOMBRE DEL BARRIO ES UN HOMENAJE A LOS GRANDES ESCRITORES QUE HICIERON VIDA EN SUS CALLES DURANTE EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL. CERVANTES, LOPE DE VEGA Y QUEVEDO DAN NOMBRE A ALGUNAS DE SUS CALLES MÁS SEÑALADAS. CITAS LITERARIAS DE SUS MEJORES OBRAS Y DE OTROS AUTORES ADORNAN EL PAVIMENTO PEATONAL CON LETRAS DORADAS.

Góngora compuso esta letrilla satírica para ridiculizar una idea o una situación de poder. En un principio, parece que el autor está despreciando el poder, mientras loa la mediocridad. Ahora bien, alaba la postura del mediocre de una forma tan divertida y exagerada, que aún podría pensarse que en el fondo critica con ironía la postura del mediocre.

En la actualidad, el Barrio de las Letras es uno de los espacios con más encanto y mayores atractivos de Madrid. Su oferta comercial y gastronómica es amplia y muy peculiar. A esto se suma la tranquilidad y recogimiento de un entorno peatonal libre de tráfico rodado.

Empezamos nuestro recorrido en la Plaza de Santa Ana, centro neurálgico del Barrio de las Letras. Existe desde que se demolió el convento de Santa Ana, durante la expansión de Madrid a principios del XIX. Sus lados están repletos de restaurantes que llenan el espacio central con sus terrazas. En un extremo está el Teatro Español y en otro, el Hotel Me Reina Victoria. Las estatuas de los dramaturgos García Lorca y Calderón de la Barca adornan la plaza.

Ver las dos estatuas me emocionó mucho, ya que son dos de los más grandes dramaturgos españoles a lo largo de su historia y su contribución a la literatura es enorme. En el caso de García Lorca a la poesía y al teatro y Calderón al teatro.

La calle Huertas es uno de los espacios más concurridos del Barrio de las Letras. Su nombre se debe a que aquí se cultivaban unas huertas, como se ve en la placa. A ambos lados encontramos bares, restaurantes y comercios con mucho sabor. Por ejemplo, Vi Cool, la taberna que fundó el chef Sergi Arola en el 12; Casa Alberto, una taberna centenaria, en el número 18; o el gallego Maceiras en el 66. En la esquina con Príncipe está el Palacio de Santoña, reformado por Ribera en el siglo XVIII, hoy Cámara de Comercio. A la derecha se abre la plaza de Matute, un buen lugar donde tomar algo sentado en una terraza.

En paralelo a Huertas discurren dos calles fundamentales en este recorrido. Una es Lope de Vega, que sólo por su nombre ya es digna de la visita. Pero además acoge el Convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, del siglo XVII, donde se enterró a Cervantes. Aquí también profesó sor Marcela, hija de Lope.

La otra calle imprescindible es Cervantes. En la esquina con León una placa nos recuerda el lugar donde vivió y murió el autor del Quijote.

Contemplar la misma casa donde Miguel de Cervantes vivió y murió fue algo increíble que no me esperaba. Era el mismo lugar en el que el escritor había pasado sus últimos años de vida hace 400 años. Sinceramente, espero volver a pasar algún día.

Un poco más abajo está la Casa Museo Lope de Vega. En esta casa con jardín vivió Lope hasta su muerte. Hoy se puede visitar y recrea el despacho donde el dramaturgo escribió sus obras y las estancias que habitó.

Barrio de las Letras
Casa-Museo de Lope de Vega

Sin duda, esto fue lo que más me encanto del barrio de las letras y una de las mejores cosas que hicimos en Madrid. A pesar de tantos años transcurridos, la casa, aunque reformada, seguía teniendo ese aire y aspecto de la España Barroca. Poder ver con mis propios ojos, por ejemplo, su dormitorio o el jardín detrás de la casa son cosas que nunca olvidaré.

Entre las calles Cervantes y Lope de Vega, discurre la pequeña calle Quevedo. Una placa en una fachada nos recuerda el lugar donde estuvo la casa del “poeta eminentísimo”.

Desde Plaza Canalejas también podemos seguir por la calle de la Cruz. En la primera a la derecha está la Antigua Pastelería del Pozo, fundada en 1830. Este establecimiento conserva su mobiliario original, con su mostrador de madera y mármol, máquina registradora y balanza de platos.

Siguiendo por la calle de la Cruz nos encontramos con el callejón del Gato. Uno de sus muchos bares es Las Bravas, donde sirven las patatas bravas más famosas de Madrid. En su fachada encontramos dos espejos, uno cóncavo y otro convexo, donde nos vemos deformados. Estos espejos evocan la obra esperpéntica Luces de Bohemia, de Valle Inclán.

Esto fue lo que más me impacto, gran originalidad en este aspecto. Además, pudimos hacernos una foto donde todos salíamos en uno de los espejos. Gran recuerdo.

Tanto nos motivó a todos esta visita, que dos compañeros de la revista no pudieron resistirse y evocaron el fragmento más conocido de «D. Juan Tenorio».

EL FUTURO Por David Navas

El futuro, esa palabra que muchos ignoran pero que está presente en la vida de todos los seres vivos (animales, plantas, humanos o invertebrados). Nadie sabe qué pasará en nuestro futuro, ni siquiera sabemos si vamos a tener uno. Según la mayoría de civilizaciones humanas el futuro es la porción de la línea temporal que todavía no ha sucedido; en otras palabras, es una conjetura que puede ser predicha o calculada. El futuro significa cosas distintas en los diferentes ámbitos de la vida, como la propia futurología (arte y práctica de postular diferentes futuros posibles) o las ciencias. En física relativista (incluye tanto a la teoría de la relatividad especial como la general, ambas formuladas por Albert Einstein para resolver la relación entre la mecánica de Newton y el electromagnetismo), el tiempo es considerado una cuarta dimensión. Si se fija un evento en el espacio-tiempo y a un observado, se puede dividir el espacio-tiempo en tres regiones concretas (futuro causal, pasado causal y eventos no relacionados por causalidad), separadas por el presente. Habiendo dos observadores diferentes, sus futuros causales cambian, por lo que el futuro no es absoluto ni definido ni dependiente del observador. Según una filosofía llamada “nunca tiempo”, la creencia de que solo existe el presente y el pasado y el futuro no (son irreales) se llama el “eterno presente”. Las religiones tratan el tema del futuro al hablar del karma y la vida después de la muerte que estudian cómo será el fin del tiempo y de todo el mundo.

Artística y culturalmente, ha habido movimientos (futurismo) que, desde principios del s.XX, han explorado el futuro a través de la pintura, la escultura, la música o el teatro. Dentro del género novelístico de la ciencia ficción tenemos a Robert A. Heinlein (que define la ciencia ficción como una especulación del futuro). Los temas tratados en ciencia ficción deben ser acordes al método científico. Isaac Asimov también creó una ciencia ficticia para sus escritos llamada psicohistoria. Dicha teoría pretende predecir el futuro tratando a los humanos de manera similar a las moléculas de un gas; es decir, se puede predecir el comportamiento del conjunto, pero no de las partes individuales. Es muy curioso, casi mágico, como algunos escritores, a través de sus obras, han tenido éxito al predecir objetos que se han creado mucho tiempo después de su muerte. Por ejemplo, Julio Verne (escritor francés, pionero en el género de la ciencia ficción) escribió sobre el espacio, los viajes submarinos y los viajes aéreos antes de que se inventaran. Predijo la aparición del submarino eléctrico, los noticieros, las armas eléctricas, las videoconferencias, las velas solares, los módulos lunares, publicidad en el aire, incluso la aparición de Internet como un telégrafo mundial en su novela “París en el siglo XX”. El genio y polímata del Renacimiento Leonardo da Vinci también llegó a predecir objetos creados en el siglo XX como las calculadoras, las ametralladoras, los tanques, los robots, las neveras o los helicópteros. También llegó a formular una teoría de la evolución mucho tiempo antes que Darwin, que los humanos venimos de los simios, aunque sin argumentarlo.

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Cada persona, materia, movimiento o institución mira el futuro desde su punto de vista y crea sus teorías, pero la verdad es que nadie sabe lo que va a pasar el día de mañana o dentro de unos años. Hay personas que, con un cierto velo místico o mágico, pueden acercarse o incluso tener una visión absoluta del mañana, que nunca sabremos como la han conseguido. Esa idea de saber lo que va a pasar ha alimentado al hombre durante muchos siglos y seguirá siendo así. Todo gira en torno al pasado, presente y futuro de la humanidad. Solo queda aceptar lo que está por venir, a veces predecible y otras no.

REDES SOCIALES: ¿SÍ O NO?Por David Navas

Aunque aún hoy las interrelaciones entre personas siguen siendo más valoradas en su vertiente presencial, las relaciones online están afectando a los vínculos que establecemos con las otras personas. Veamos lo bueno y lo malo que ofrece este tipo de relaciones. Éstas son las principales ventaja/s de las redes sociales.

1. Establecer nuevas relaciones

Es frecuente que la vergüenza y la timidez, la escasez de tiempo, o incluso puede ser que la pereza que da el esfuerzo inicial que supone empezar una nueva relación social, son algunos de los motivos que nos pueden llevar a rastrear y encontrar a otras personas afines por las redes sociales. Puedes llegar a conseguir una excelente conexión con otra persona, y lo habitual será esta relación virtual pase a convertirse en una relación presencial; se pase del 2.0 al 1.0.

2. Mantener el contacto con las relaciones ya existentes

Hoy en día gracias a las redes sociales podemos estar al corriente de lo que hacen amigos, familiares y conocidos. Resulta una modo sencillo y muy fácil de saber de los otros y de compartir nuestros momentos con los otros a través de las redes sociales.

3. Reencontrar amistades

Por medio de los buscadores que nos facilitan las redes sociales podemos recuperar algunas viejas amistades que un día se pudieron perder por el camino de la vida.

Estaríamos en disposición de decir entonces que hoy las herramientas que nos brinda Internet (redes sociales, correo electrónico, chats y todas las aplicaciones) han logrado fomentar y consolidar las interrelaciones de las personas:

  • Las que ya existían.
  • Las que acaban de iniciarse.
  • Las futuras.

En lo negativo

Entre las desventajas de las redes sociales encontramos las siguientes.

1. Puede llegar a aislarnos

Lo paradójico es que las redes sociales nos permiten comunicarnos en cualquier momento del día con cualquier persona, aunque esté a mucha distancia de nosotros, pero por otro lado también pueden aislarnos de la persona que tenemos al lado. Te acerca del que está lejos, y te aleja del que está cerca.

Por ello no recomendamos usar las redes sociales en las situaciones en los que tendríamos que estar Interactuando con las personas que tenemos al lado.

2. Nos Engañan

Tenemos que tener en cuenta que puede encontrar perfiles de personas falsos y/o que mienten.

3. Facilita la cobardía de la mala gente

Puntualmente puedes encontrar que hay perfiles anónimos donde se esconden personas malas para insultar, criticar, menospreciar y humilla. Estas personas tóxicas expresan y contagian sus envidias y frustraciones. No empatizan, haciendo caso omiso del daño que pueden hacer. Las redes sociales es verdad que pueden facilitar este tipo de comportamientos ya que se sienten protegidos, algo que no haría en el cara a cara.

4. Facilita una autoestima insana

Como bien sabemos en psicología en el tema de la autoestima los más vulnerables son los adolescentes, las redes sociales pueden fomentar la idea errónea que en función del número de seguidores y “me gusta” me debo sentir más o menos valorado.

5. Impulsividad

Potencian el tener demasiada impulsividad y por lo tanto poca paciencia ante la incertidumbre.

6. Falta de prudencia

Puedes llegar a decir más fácilmente aquello que no harías en persona. Además, existe la desventaja de la falta de matices del lenguaje no verbal.

7. Son adictivas

Debido a su atractivo y rapidez pueden llegar a provocar adicción.

8. Facilitan la intimidación y acoso

Las personas tóxicas, agresivas, envidiosas, malas personas en definitiva gracias al anonimato pueden acosar y hacer daño con más facilidad.

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