LA NOVELA ES UN TROZO DE VIDA Y NO BUSCA UN FINAL por Laura Morales

Ana Alcolea en su discurso tras recoger el Premio Cervantes chico

Ana Alcolea es una escritora zaragozana que estuvo el lunes 27 de febrero del 2017 en el IES Élaios para impartir una charla sobre su libro El Secreto del Galeón, lectura obligatoria para los alumnos de 1ºESO.

La Voz del Elaios -Usted es una conocida escritora con novelas como El medallón perdido, Donde aprenden a volar las gaviotas, El retrato de CarlotaCuentos de la abuela Amalia. ¿Cómo se inspira para crear nuevas historias?

Ana Alcolea- Siempre espero que haya algo que me emocione, me conmueva, me sorprenda… parto de esa emoción y lo convierto siempre en la columna vertebral de la novela y a partir de ahí va generándose una historia. Sin eso que me emocione,  no soy capaz de crear nada.

LVE- En cuanto a sus inicios, ¿cuándo decidió ser escritora?

AA-Pues fue una casualidad trágica a raíz de la muerte de un primo mío. Quise escribir algo que tuviera que ver con él, porque había muerto en un accidente con una avioneta en África y quise y necesité escribir sobre él, que fuera una especie de homenaje a su persona y me sirviera  también para sacar pensamientos y sentimientos míos.

LVE-Se dice que los autores dejan una parte de ellos mismos en sus escritos, ¿Cuánto hay de usted en lo escribe?

AA- Pues todo, yo soy incapaz de escribir una historia que no me crea y que no me emocione. Yo voy dejando cosas mías por los personajes, sus miradas a veces son las mías también… creo que sin eso no existiría la literatura. En ella hay como tres grandes pilares que son las palabras, la imaginación del escritor y la del lector que es fundamental para que exista el libro y la emoción de ambos. Es  algo que está unido y es universal. Ese sentimiento del que hablaba Antonio Machado y que es esencial en una historia.

LVE- Sabemos que le gusta viajar, ¿Cómo afecta eso a sus historias?

AA- Pues mucho también, porque  siempre viajo con un cuadernito en el que voy tomando notas y cosas que se me ocurren, hago dibujos… Muchas de las cosas que apunto luego se han convertido en una historia. La mayoría de mis novelas comienzan con un viaje, porque el viaje en la literatura significa el conocimiento. El conocimiento del mundo y el de uno mismo desde las más antiguas culturas. Por eso,  yo creo que con el viaje estamos más receptivos, vamos absorbiendo como una esponja aquello que vemos.

Por ejemplo, tengo un haiku apuntado que escribí en Lanzarote hace poco, quiero escribir una novela sobre volcanes, porque me emocionó mucho todo aquello, me pareció  absolutamente fascinante y  ahora tengo en mente una novelita sobre volcanes.

 LVE- ¿Tiene algún otro proyecto en marcha?

Ana Alcolea, pregonera de la Feria del Libro de Zaragoza, 2017

AA- Una novela infantil que yo creo que tendrá que ver con volcanes y estoy corrigiendo tres cosas: una novela una para adultos que sale pronto, tengo que corregir la tercera parte de «El Secreto del Galeón» y luego tengo otra que se publicará en Hispanoamérica este año.

LVE- ¿Cuál es el género de libros que más disfruta? ¿Tiene algún escritor o historia favorito?

AA- Yo disfruto mucho la novela, pero también leo mucho sobre la estética del arte. El libro padre, por supuesto, ha sido El Quijote donde hay cosas maravillosas y cualquier libro de Shakespeare y muchos autores europeos de entreguerras en el siglo XX. Autores que me parecen muy interesantes,  y los rusos del siglo XIX, Tolstoi,… Hay tantos escritores que es difícil elegir.

LVE- Para la gente que no ha leído sus libros, ¿cómo los describiría?

AA- Creo que son libros que nacen de las emociones y que intentan llegar al lector y donde está siempre presente la aventura de la vida. Los personajes se enfrentan consigo mismos, no suele haber un personaje malvado. Nuestro enemigo es a veces el miedo, la imposibilidad de poder reconocer muchas cosas… no son novelas muy violentas en general y yo creo que son muy realistas. No buscan un final feliz, con un final abierto,  porque en mi opinión la novela es un trozo de vida y no busca un final condescendiente y amable para el lector. Yo escribo lo que siento que creo que es más honesto.

LVE- Usted ha sido galardonada con premios como El Premio Cervantes Chico en 2016, ¿tiene alguna aspiración como escritora?

AA- Seguir escribiendo, mi aspiración es seguir escribiendo como he estado haciendo ahora y poder seguir dando charlas como hago ahora por toda España y por el extranjero,  aunque no voy a poder estar llevando el ritmo que llevo ahora, es imposible. Por lo menos seguir escribiendo y tener contacto con los lectores,  que me parece muy bonito y fascinante.

LVE- En este instituto ha venido a dar una charla a los alumnos de 1º ESO por el libro «El Secreto del Galeón», ¿Cómo ha sido su experiencia?

AA- Pues muy bien, la verdad es que ha habido muchas preguntas muy interesantes no solo sobre el libro sino también sobre el hecho de escribir, mis opiniones acerca de la literatura juvenil porque hay gente que critica de alguna manera  esta literatura como que no tiene la calidad suficiente o la misma que la “literatura para adultos”. Yo creo que no es cuestión de edad, sino que hay literatura juvenil, literatura para adultos y literatura muy mala juvenil y muy mala para adultos.

LVE- Por último, ¿cuál es la relación que le une con nuestras profesoras Begoña y Olga?

AA- Fuimos compañeras en la Facultad y me hace mucha ilusión que estén aquí. También con Míguela la profesora de francés… que también era de nuestra promoción. Con Begoña y Olga, pues tuve mucha relación hasta el punto de prepararnos los temas de las oposiciones juntas y Begoña y yo estuvimos en el mismo Tribunal en Madrid para las oposiciones… Así que tenemos muchas experiencias juntas. Me hace mucha ilusión estar aquí, además que es la primera vez en el instituto.

AL AUTOR, ES MEJOR NO CONOCERLO por Ioana Bulmaga

Miguel Ángel Sanz, profesor de Filosofía del IES Élaios

Miguel Ángel Sanz Loroño, nacido en 1984, es investigador en el Departamento de Historia moderna y contemporánea de la Universidad de Zaragoza.

Su ámbito de investigación es la posmodernidad y su relación con el pensamiento histórico y utópico.

Actual profesor de Filosofía, Historia y Valores éticos en el IES Élaios.

Durante su vida hasta hoy, ha escrito varios artículos, informes e incluso libros relacionados con su ámbito (7 publicaciones).

De hecho, el día 16 de Febrero (2017) ha participado en una conferencia: “La revolución rusa en su centenario” (Después de 1917: Historia interna y política exterior en la Unión Soviética).

Recientemente ha escrito dos volúmenes basados en su tesis doctoral.

 

La Voz del Elaios: ¿Cómo se titulan sus dos libros más recientes?

Miguel Ángel Sanz: El libro es una adaptación a partir de mi tesis doctoral, que al ser tan larga lo he dividido en dos.

Uno de los libros se titula: “La posibilidad de lo imposible, Lógica dialéctica de un Hegel tardío”.

Y el segundo: “Más allá del muro: Las huellas de la guerra fría en la razón postmoderna”.

V.E: ¿A qué se deben estos títulos? ¿De qué tratan?

Hayden White

M.A.S: Se deben a mi interés por ambos temas inspirados en mi tesis doctoral. Esta trata de un filósofo norteamericano (Hayden White), pero como la tesis es muy larga (más de 800 páginas) la he dividido en dos partes. Curiosamente ninguno de los dos libros trata del filósofo en cuestión, sino que uno trata de Hegel, y el otro, sobre la época de la guerra fría, la filosofía de la guerra fría (al haber estudiado sobre el liberalismo estadounidense, me interesa saber sobre todo si la guerra fría ha dejado algún tipo de huella o rastro en nuestro pensamiento actual, lo cual he confirmado que así es.

V.E: ¿Los libros ya están publicados?

M.A: No, pero espero poder entregarlos a la imprenta a finales del verano de este año.Calculando que tardan un año, saldrán en el 2018 aproximadamente.

Miguel Ángel Sanz Loroño

V.E: ¿Qué intenta transmitir a los lectores?

M.A.S: El primer libro es uno muy especializado, con lo cual está destinado fundamentalmente a filósofos e historiadores interesados en el pensamiento filosófico.

Lo que trato de transmitir con el libro de Hegel (el primero) es una defensa de la lógica propia del filósofo, que actualmente está algo abandonado, y que ha sido sustituido por Spinoza (filosofo holandés).

Con el segundo libro, lo que intento es analizar las hipotecas culturales e intelectuales que nuestro pensamiento actual tiene respecto a la guerra fría.

V.E: ¿Sabe con qué editorial va a publicar los libros?

M.A.S: En principio hay dos, pero como ha pasado tiempo desde que publiqué la tesis (más de dos años), ahora tengo que volver a contactar con Akal (editorial especializada en libros de historia, filosofía, ciencia política…) y con Libros de la catarata (para el otro libro), y en su defecto, lo publicaré en Prensas Universitarias de Zaragoza.

V.E: ¿Cuál será su precio aproximado?

M.A.S: Exactamente no lo sé, porque depende de la cantidad de páginas me vayan a cortar (más de 100 en cada uno). Pero llegará a los 20 € cada uno, más o menos.

V.E: ¿Intenta obtener algún beneficio económico al escribirlo y posteriormente publicarlo?

M.A.S: No, es todo por amor al arte. De hecho,  no voy a obtener beneficio económico porque apenas se venden y es probable que al ser un libro de muchas páginas Akal (editorial) no quiera publicarlo y tendré que llevarlo a Biblioteca Nueva (editorial), en la que incluso el autor tiene que poner dinero, con lo cual, beneficio económico no busco ninguno.

V.E: ¿A qué se debe su interés en la ideología de Hegel?

Georg Wilhelm Friedrich Hegel

M.A.S :Hegel es el filósofo más fascinante que he leído (dando por hecho que Marx es algo más que un filósofo). Su obra es sencillamente inabarcable. «La Fenomenología del Espíritu» es un libro apabullante. Y su «Ciencia de la lógica» es un monumento que desafía cualquier reducción o intento de resumen. La de Hegel es una lógica de la contradicción que permite pensar lo que no podía ser antes pensado. Permite concebir la posibilidad de lo imposible. Lo que hace Hegel es llevar a Kant al otro lado de la Revolución francesa, es decir, Hegel logra introducir en el pensamiento occidental la historicidad de un modo definitivo. Una historicidad, una marcha de la historia, que va a seguir un patrón de comportamiento basado en la contradicción entre elementos que antes no se pensaba que fuesen antagónicos. Hegel nos presenta una realidad imantada, como un campo de fuerza en el que todo tiene lugar y función, pero en el que, por la contradicción misma que organiza ese campo, puede pasar cualquier cosa. Por ello, su lógica te asoma a lo inesperado. Mucho antes de que se pusiese de moda eso que llaman pensamiento lateral, Hegel lo convirtió en lógica, una lógica que desafía cualquier definición vulgar de realidad. Hegel es un desafío contra lo que se conoce como sentido común. A la luz de la dialéctica hegeliana nada es lo que es, nada es lo que parece ser. Es la torsión máxima del pensamiento. Eso es lo que siempre me ha interesado de Hegel: su desafío permanente. Allí donde Kant tuvo que enmudecer, él dio un paso más y pudo hablar. Este es el gran legado de Hegel,  que Marx se encargó de llevar a las ciencias sociales. Lo pulió, corrigió y lo puso del revés, ya que Hegel era, desde el punto de vista filosófico, idealista. El libro Miseria de la filosofía (1847) o el análisis de lo que Marx llamó «fetichismo de la mercancía», al que dedica los primeros capítulos de El Capital, es un ejemplo perfecto de lo que Marx aprendió del método de Hegel y sigue siendo la mayor y más hermosa destrucción que se haya realizado de las verdades «eternas» de la economía política liberal. En un tiempo como el nuestro, que parece querer decirnos que todo ha sido siempre «así»; que pretende convertir en natural lo que no es sino una producción histórica de un momento dado; que quiere decirnos que esto, el modo de producción capitalista, es todo lo que siempre ha habido y siempre habrá, Marx y Hegel pueden interpelarnos de un modo sorprendente y revolucionario. Solo hay que estar dispuesto o dispuesta a aceptar ese desafío.

V.E: ¿Cómo acabó siendo profesor en el Élaios?

M.A.S: Yo hice la tesis, me marché a Buenos Aires, y estuve viviendo ahí dos años y cuando volví (porque mis padres enfermaron) no tenía trabajo en la universidad de Zaragoza y me presenté a las oposiciones de secundaria en Filosofía, ya que tengo licenciatura en Historia, el doctorado doble (en Historia y en Filosofía) y luego tengo estudios de máster en Matemáticas (pero estas no me habilitan para enseñar matemáticas) y he acabado aquí por azar.

V.E: ¿Tiene otros proyectos, ensayos, investigaciones para el futuro?

M.A.S: Para el futuro tengo preparados dos libros, cuando acabe con estos dos.

Uno es un libro de la historia de la Filosofía, y el otro es un libro de la historia de la Historiografía, que es la forma en la que se ha escrito la historia desde hace 200 años aproximadamente.

 

V.E: Para finalizar, ¿dará charlas sobre sus libros e incluso, una firma de ellos? ¿Y en nuestro instituto?

M.A.S: Sí. Cuando publicas con una editorial es obligatorio presentarlo. De hecho,  son presentaciones muy agradables y no tienen nada que ver con la televisión ni nada por el estilo.

Aunque pienso que de una entrevista se espera mucho, el autor no tiene por qué decir algo interesante. Y si pretende serlo,está engañando tanto al público como a sí mismo. Creo que al autor es mejor no conocerlo.

Con respecto al instituto, por supuesto, si estoy en España y el Élaios está de acuerdo, asistiré sin ningún problema.

FIGURAS OCULTAS por José María Sorando

Imágenes de la película Hidden figures

Con tres candidaturas (mejor película, mejor actriz secundaria Octavia Spencer y mejor guión adaptado), la película Figuras ocultas (Hidden Figures. Theodore Melfi. 2016) pudo haber sido una de las triunfadoras en la gala de los Premios Óscar de este año. De haber sido  así, el hecho hubiera tenido una especial significación en estos momentos, cuando el despacho oval de la Casa Blanca está ocupado por un reconocido misógino y racista que desprecia la ciencia y la cultura. La anterior descripción del nuevo césar americano no es un juicio de valor, sino un simple resumen de sus declaraciones machistas, supremacistas, negacionistas del cambio climático y ofensivas respecto de los artistas. Precisamente Figuras ocultas visibiliza y pone en valor la contribución a la carrera espacial de unas mujeres de raza negra que trabajaban en ciencia, hasta ahora para casi todos desconocidas.

En 1957 la URSS puso en órbita el Sputnik, primer satélite de la historia. El hecho causó gran conmoción en los EE.UU., que se vieron superados por la superpotencia rival. La NASA, agencia espacial norteamericana, recibió la orden presidencial de adelantar a los soviéticos en la carrera espacial por todos los medios.

Un gran equipo de ingenieros dedicó todos sus esfuerzos a esa tarea en Langley (Virginia). Pero todavía no contaban con ordenadores (en la película se ve la trabajosa puesta en marcha de los primeros IBM 7090), así que los complejos cálculos de cada misión debían ser realizados manualmente por personas con grandes dotes de cálculo, las llamadas “computadoras humanas”, principalmente mujeres. Estas computadoras trabajaban en dos equipos, separadas por razas.

En los años 60 todavía había discriminación racial en EE.UU. a todos los niveles: en los transportes, en los lavabos, en las escuelas, en las bibliotecas incluso. Las tres protagonistas de esta película fueron tres de esas mujeres de talento que tuvieron que sortear desprecios y trabas para poder progresar académica y profesionalmente. Se trata de:

– Katherine Johnson, que en 1959 calculó la trayectoria de la primera misión tripulada de la NASA, la del astronauta Alan Shepard, y en 1962 confirmó la validez de los cálculos de la primera computadora electrónica de la NASA. Su dictamen decidió el lanzamiento del astronauta John Glenn, primer norteamericano que completó una órbita alrededor de la Tierra. También fue de gran importancia su trabajo en las misiones Apolo 11, para el retorno de la tripulación desde la Luna, y en la Apolo 13, para el rescate tras la explosión en la nave.

– Dorothy Vaughan, primera supervisora de raza negra en la NASA, que se adelantó a la llegada de los IBM estudiando el lenguaje de programación Fortran y reconvirtiendo a su equipo de computadoras humanas en programadoras de ordenador.

Resolviendo un complicado problema en la película Hidden figures

– Y Mary Jackson, que consiguió ser la primera mujer negra ingeniera aerospacial. Para ello tuvo que ganar en un juicio su derecho a estudiar en una escuela técnica para blancos.

La discriminación duró hasta hace bien poco, siendo silenciada su valiosa aportación en aquella histórica empresa, hasta que en 2015 fueron públicamente homenajeadas por el Presidente Obama.

La película aporta algo muy positivo: dar a estas mujeres el lugar que merecen en la historia, no solo de la carrera espacial sino también de la conquista de los derechos civiles. Como crítica, tal vez el carácter amable (complaciente incluso) con que se ha reflejado una historia de discriminación. Ciertamente, sus protagonistas no la viven con intensidad dramática, aunque sí con determinación, del mismo modo que los blancos dominantes no se nos presentan como los «malos» sino como peones de un sistema injusto que viven con aceptación. Pero, como dice Mary Jackson al juez que puede permitirle estudiar “Alguien tiene que ser la primera” y ella tuvo el coraje de reclamarlo.

Mujeres matemáticas, pese a todo.

Pocas veces hemos visto en pantalla las dificultades que hasta hace bien poco han sufrido las mujeres científicas para poder desarrollar y expresar su talento. El sistema patriarcal, todavía presente en tantos aspectos, las relegaba al hogar y a los cuidados familiares. Recuerdo cómo, todavía en la década de los 80, intenté sin éxito convencer a un padre (la madre no tenía voz) de que su hija, alumna muy brillante en el Bachillerato de Ciencias, merecía seguir estudios universitarios.

De siglos anteriores solo nos ha llegado el legado de unas pocas mujeres matemáticas. Dos destacadas son la francesa Sophie Germain (1776-1831) y la rusa Sofía Kovalevskaya (1850-1891).

Sophie Germain sabía que los trabajos firmados por una mujer no serían publicados y por tal motivo llegó a firmarlos con el seudónimo masculino de Antoine Auguste Le Blanc. Ya años antes, como alumna, se disfrazaba como un muchacho para poder entrar en las clases de Matemáticas. Cuando intercambió correspondencia con el gran matemático Joseph-Louis Lagrange (1736-1813), este quiso mantener una entrevista con el Sr. Leblanc. En ese momento Sophie debió revelar su identidad. A partir de aquel día, Lagrange intentó abrirle puertas.

Sophie Germain

Sophie Germain realizó importantes contribuciones tanto a la teoría de números como a la teoría de la elasticidad.

Se dice que un número natural p es primo de Germain si 2·p + 1 también es un número primo. El mayor primo de Germain conocido hasta ahora es 2.618.163.402.417·21.290.000-1, un número de 388.342 cifras. Existe la conjetura, todavía no demostrada por tanto, de que los primos de Germain son infinitos.

En la larga cadena de trabajos matemáticos a lo largo de 350 años que culminaron en 1995 con la demostración por Andrew Wiles del Último Teorema de Fermat, un paso notable fue el dado por Sophie Germain al demostrar que su enunciado se cumple para estos especiales números primos a los que luego se dio su nombre.

Sophie Germain consiguió ser la primera mujer, no esposa acompañante, en asistir a la Academia de Ciencias de París.

Por su parte, Sofía Kovalevskaya nacida en una familia adinerada, con ascendencia aristocrática y gitana, fue un talento precoz, que con solo 11 años ya garabateaba ecuaciones en derivadas parciales en las paredes de su habitación. Se formó intentando descifrar libros que nadie le explicaba, pese a la oposición de su padre. Los estudiaba en secreto por las noches, mientras todos dormían. En ese esfuerzo autodidacta, Sofía fue capaz de interpretar el significado de los símbolos trigonométricos. En palabras del vecino que le había prestado el libro, “había creado toda una rama de la ciencia, la trigonometría, por segunda vez”.

En la Rusia zarista no les estaba permitido a las mujeres estudiar en la universidad ni salir del país si no era con permiso paterno o como esposas. Para vencer esas prohibiciones, a los 18 años Sofía se casó en un matrimonio de conveniencia con el paleontólogo Vladimir Kovalevsky, quien iba a seguir sus estudios en Alemania. Así consiguió estudiar como oyente en las universidades de Heildelberg y de Berlín. Puede decirse que Sofía se casó por amor… a las matemáticas.

Fue la primera mujer doctora en Matemáticas, a los 24 años, y tendría que esperar diez años más para poder impartir clases en la Universidad de Estocolmo, donde llegó a ser la primera catedrática de Matemáticas de la historia. También fue la primera directora de una revista matemática de primera línea, el Acta Mathematica. En 1888 logró el prestigioso Premio Bordin de matemáticas, siendo la primera mujer que lo lograba. Nada de esto fue suficiente para que se le permitiera la docencia en su patria. El motivo, ser mujer.

Sofia Kovalevskaya

Carl Friedrich Gauss (1777-1855), tal vez el más portentoso matemático de la historia, apodado El Príncipe de las Matemáticas, reconocía así el mérito de Sophie Germain:

“Cuando una persona del sexo que, según nuestras costumbres y prejuicios, debe encontrar muchísimas más dificultades que los hombres para familiarizarse con estos espinosos estudios, y sin embargo tiene éxito al sortear los obstáculos y penetrar en las zonas más oscuras de ellos, entonces sin duda esa persona debe tener el valor más noble, el talento más extraordinario y un genio superior”.

En las anteriores palabras, el elogio del talento y del mérito conlleva el reconocimiento de que la ciencia, al igual que cualquier otra actividad de prestigio estaba vetada para las mujeres que no tuvieran “un genio superior”. La falta de una educación regular en matemáticas descartaba a las mentes menos geniales que, si de hombres se tratara, podrían al menos desarrollar matemáticas en un escalón inferior. Conviene no olvidarlo para no permitir que la historia dé ni un paso atrás en la igualdad de derechos.

Para terminar, una curiosidad: en el barrio de Las Fuentes, la calle Andrea Casamayor homenajea a una matemática zaragozana del siglo XVIII, una auténtica pionera.