¿INDULTOS O INSULTOS? por Jorge Gutiérrez

EL GOBIERNO ANUNCIA QUE SE TRAMITARAN Y CONCEDERAN LOS INDULTOS A LOS POLÍTICOS PRESOS DURANTE EL MES DE JULIO. ESTO CONSTITUYE EL ENÉSIMO ATROPELLO FUNDAMENTADO EN LA NECESIDAD DEL ACTUAL EJECUTIVO DE MANTENERSE EN MONCLOA.

PEDRO SÁNCHEZ Y ORIOL JUNQUERAS

Este anuncio por parte del gobierno ha causado un auténtico terremoto político, y con razón. Esta concesión es escandalosa y constituye una tremenda aberración jurídica. Una de las condiciones que establece la Ley del Indulto para que este pueda obtenerse, es el arrepentimiento. Me parece que pasearse por plazas públicas, actos políticos y TV3 proclamando que “Ho tornarem a fer” y que no hay ningún arrepentimiento, hace que se incumpla este requisito. Además, los indultos a políticos golpistas reafirman de alguna manera los privilegios que tienen los políticos en este país. Estoy seguro de que hay personas corrientes que habiendo cometido un crimen (sin sentirse orgullosos de ello) y mostrando arrepentimiento, no son eximidos de la pena.

El pasado 26 de mayo, el Tribunal Supremo de Justicia emitió un informe demoledor que valoraba negativamente la posibilidad de que existieran unos indultos hacia los doce condenados por el procès. Alega que no hay arrepentimiento ni aprecia razones de equidad, justicia o utilidad pública. Que el Gobierno desoiga este informe y siga adelante es una muestra de irresponsabilidad inédita.

Gran parte de la sociedad civil se ha movilizado ante este hecho. El 13 de junio la plataforma “Unión 78” convocó una manifestación en la Plaza de Colón para que los ciudadanos de a pie mostraran su rechazo. Acudieron unas 126.000 personas entre las que estaban los líderes de algunos partidos políticos. Aunque se intente vender una nueva “foto de Colón”, no la hubo: los líderes de PP, Cs y Vox totalmente dispersos por el lugar, sin políticos en primera línea y en una manifestación convocada por una plataforma de la sociedad civil y no por un partido político.

Una de las cosas más deleznables a remarcar son los argumentos que da el gobierno para seguir adelante con los indultos. Explican que contribuirá a recuperar la concordia y la convivencia que se ha perdido en Cataluña. El Gobierno no debería ponerse del lado de quienes se saltaron la Constitución y dieron un Golpe y dar la espalda a quienes respetaron las leyes en todo momento. Indultar a las personas responsables de la ruptura de la convivencia y la sociedad e infractoras de la ley sería normalizar y blanquear todo lo que se ha hecho. No se puede perdonar a quienes se saltaron la Constitución y robaron los datos de todos los catalanes para hacer un referéndum ilegal con dinero público, aún menos cuando proclaman orgullosos que lo volverán a hacer. Además de todo esto, estoy seguro de que lo que comienza con los indultos, continuará con la amnistía y el referéndum.

POLÍTICOS PRESOS DEL PROCÈS

Lo más lamentable de este asunto, es que el propio PSOE vendió en campaña que no iba a haber indultos. Basta con poner discursos del mismo Pedro Sánchez en 2019 para hacer caer todo lo que ahora argumenta él mismo a favor de los indultos. Sin embargo, si algo tengo claro, es que lo van a pagar muy caro. Se han convertido en un partido cuya ideología se basa en la supervivencia en Moncloa y son capaces de justificar y conceder cualquier cosa para mantenerse en el poder, aunque contradiga todo lo que llevan diciendo durante años. Las próximas elecciones serán una oportunidad para demostrar que no puede salir gratis mentir a los españoles ni vender nuestra democracia concediendo unos indultos que son un auténtico insulto.

EL CENTRO ENTRE LAS DOS ESPAÑAS por Jorge Gutiérrez

“COMUNISMO O LIBERTAD” O “ESTOY ORGULLOSO DE PERTENECER A UNO DE LOS DOS BANDOS DE LA GUERRA CIVIL” ; PARTIDOS QUE RECIBEN PEDRADAS EN MÍTINES Y POLÍTICOS QUE RECIBEN BALAS Y AMENAZAS POR CARTA. ESTO ES UNA MUESTRA MUY CLARA DE LA SITUACIÓN DE POLARIZACIÓN A LA QUE NOS ENFRENTAMOS Y QUE HACE PENSAR QUE ESTAMOS EN 1936 MÁS QUE EN 2021. 

EL «DUELO A GARROTAZOS» DE FRANCISCO DE GOYA ES UNA ALEGORÍA DE LAS DOS ESPAÑAS

Si seguimos por estos derroteros y volviendo a las dos Españas llegaremos a un punto de no retorno. La única solución para evitar todo esto es un centro fuerte para evitar apoyarse en formaciones que favorecen este clima de confrontación.

No es fácil ser de centro en España. Pese a que los primeros años de la Transición, tuvieron un gobierno liderado por la UCD, pronto el proyecto fue engullido por lo que serían los grandes partidos del bipartidismo. Sin embargo, en 2015  UPyD irrumpió con 5 escaños en el Congreso. Parece una cifra insignificante, pero fue un auténtico hito para un partido de centro sin apenas cobertura mediática. A partir del 2016, UPyD se vio eclipsado por la entrada de Ciudadanos en el Congreso tras unos históricos resultados en Cataluña. Ciudadanos fue creciendo progresivamente alcanzándo los 57 diputados en abril de 2019 para perder 47 de ellos en noviembre del mismo año.

ROSA DÍEZ, EX-LÍDER DE UPYD Y ALBERT RIVERA, EX-LÍDER DE CS

Está claro que el centro está en crisis, ya que el único partido que se acerca a una postura más centrada en el espectro político está en peligro de desaparecer. El resultado de las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid evidencian el fracaso del centro hoy en día. Ha triunfado la división y la polarización en una campaña donde casi todos los partidos se ha dedicado a hacer elegir a los madrileños en dos bandos como si fueran borregos. Mientras tanto el único partido que se apartó de esta dinámica, ha perdido 26 escaños y se ha quedado sin representación. Pese a los recientes cambios en la ejecutiva y en el rumbo del partido, Ciudadanos ha cometido errores muy graves que le han alejado del centro y mandado a miles de votantes a la abstención y que siguen castigándole. Un partido de centro no puede vetar a uno de los partidos de los que pretende hacer de bisagra ni aspirar a convertirse la marca blanca del otro.   Sin embargo, no se trata de la reivindicación de la desaparición de un partido, sino de la reivindicación de un espacio político más necesario que nunca, vista la crispación actual. Es una incógnita si Inés Arrimadas y los suyos volverán a remontar el vuelo o no, pero lo que está cada vez más claro es que es necesario un partido en el que PP y PSOE se apoyen para gobernar sin depender de los partidos que están en el extremo del espectro político.

INÉS ARRIMADAS, PRESIDENTA DE CS, EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

 El mensaje del centro tiene que ser muy claro en esta España en creciente división donde cualquier postura que salga de la dicotomía izquierda-derecha es tildada de veletismo. El centrismo debe representar a esa Tercera España de Chaves Nogales y ser sinónimo de concordia, unión y pragmatismo a la hora de gobernar y pactar. Además, tiene que acabar con esa doble vara de medir que estamos viendo estas semanas, en las que tenemos a algunos partidos justificando la violencia contra otras formaciones mientras  reclaman que se condene la que sufren ellos. La violencia nunca es justificable en una democracia. Ante todo, debe ser útil y llegar a acuerdos, porque un centro inútil para los ciudadanos no es centro. Un partido de centro  debe conjugar lo mejor de la izquierda y  la derecha para superar las trincheras y recuperar esa España de la Transición llegando a pactos transversales.

Durante décadas de bipartidismo se ha demandado un partido de centro que cambiara el sistema por completo y que acabara con el inmovilismo del PP y el PSOE, para que llegaran a acuerdos y dejaran de ver lo mal que lo hacía el otro esperando su turno para gobernar. En un escenario multipartidista como el actual, el centro es, si cabe, más necesario todavía. Si no hay un partido de centro en el que los “viejos partidos” se puedan apoyar, todos los gobiernos, tanto de un color como de otro, acabaran dependiendo de los extremos. Esto significa que la polarización aumentará todavía más y volveremos a la España de dos bandos cada vez más marcados. Como sociedad no podemos volver a cometer los mismos errores que cometimos en los años 30, por eso es importante un centro político que huya de toda confrontación y apueste por la convivencia dedicándose a  acabar con esta división que tanto daño ha hecho en España durante años. 

¿ES ESPAÑA UNA DEMOCRACIA PLENA? por Jorge Gutiérrez

LAS PORTADAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SE HAN LLENADO ESTOS ÚLTIMOS MESES DE LAS POLÉMICAS DECLARACIONES DEL YA EX-VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO, PABLO IGLESIAS, EN LAS CUALES AFIRMABA QUE ESPAÑA ES UNA DEMOCRACIA MUY MEJORABLE.  ESTE HECHO HA GENERADO TAL CONTROVERSIA QUE SE HA LLEGÓ INCLUSO A PEDIR SU DESTITUCIÓN DESDE EL MANIFIESTO “LA ESPAÑA QUE REÚNE”, FIRMADO POR VARIOS EX-DIRIGENTES SOCIALISTAS.

Pese a estar en desacuerdo con muchas cosas que dice el señor Iglesias, creo que tiene bastante razón, y aunque no comparta sus motivos y piense que no sea el más indicado para dar lecciones sobre democracia, creo que es obvio que la democracia española tiene fallos que voy a exponer en las siguientes líneas.

Una de las características principales e imprescindibles de las democracia liberales como las europeas es la separación de poderes que se vulnera en España. En nuestro país, la elección de los vocales de Consejo del Poder Judicial es “a dedo” por los políticos, principalmente por los dos partidos mayoritarios. En esta legislatura incluso se está llegando a contemplar que los jueces los elijan los propios partidos del gobierno, propuesta precisamente hecha por el partido de Iglesias, quien habla de la falta de democracia. Si queremos ser una democracia plena debemos respetar la separación de poderes y defender que el poder ejecutivo deje de inmiscuirse en el poder judicial. Los jueces deben de elegir a los jueces y no los políticos. Por si fuera poco, la Fiscal General del Estado que en esta legislatura ha sido puesta a dedo por el propio presidente es una exministra de justicia. ¡Vaya tela!

Por desgracia, el Consejo del Poder Judicial no es lo único con lo que se mercadean los partidos del bipartidismo. El Consejo de Administración de RTVE también es repartido sin ningún criterio técnico ni concurso público por los políticos de los “viejos partidos”, cuando los medios de comunicación deberían ser totalmente independientes. Pese a que se ha hablado de una Ley Mordaza a los medios de comunicación (propuesta también por él mismo que habla de falta de salud democrática) y se haya subvencionado a televisiones privadas desde el gobierno, hay que oponerse a esto y respetar la independencia de los medios para avanzar hacia una democratización efectiva.

Otro aspecto que considero que debilita nuestra democracia es la ley electoral. Dicha ley favorece claramente al bipartidismo y a los partidos con el voto muy concentrado como a los nacionalistas, y por eso quizá no interesa modificarla para que sea más justa y equitativa. Esta ley implica que a algunos partidos con el voto más disperso les cueste mucho más conseguir un escaño,  por ejemplo, el 10N Pacma consiguió 225.000 votos y ningún escaño, mientras Coalición Canaria con 20.000 votos menos obtuvo 2 escaños. Una democracia debe implicar que todos los ciudadanos somos iguales y por lo tanto, un escaño tiene que valer lo mismo para todos los partidos.

En estos últimos días, coincidiendo con la campaña electoral catalana, algún partido político ha recibido agresiones, hecho que no es algo puntual ni que ha empezado a ocurrir ahora. No voy a ir al hecho de que el partido increpado ha utilizado estas agresiones con un fin electoralista, sino a la anomalía que supone que se justifique que un partido dentro de la legalidad no pueda expresar sus ideas en libertad. Esto vale para cualquier partido, no sirve pedir que se respeten tus ideas y tu libertad mientras justificas que se haga con otras formaciones. Este debate nos conduce inevitablemente hacia la propuesta de ilegalización de partidos nacionalistas que se llevó al Congreso el pasado año. Creo que proponer la ilegalización de ideas también es antidemocrático, yo soy partidario de que al nacionalismo se le derrota en las urnas y no mediante la ilegalización, esto no arregla nada, como nos ha demostrado la Historia más reciente de nuestro país. Partidos con ideologías totalitarias como la Falange o España 2000 han sido derrotados en las urnas. Incluso el PCE tras conseguir una cantidad ínfima de votos, subsiste a duras penas en IU. Quizá con el nacionalismo sea más complicado, pero es la única forma democrática de hacerlo. 

Por último, creo que un fallo en nuestra democracia es el hecho de que un partido como EH Bildu,  se blanquee y se incluya en pactos de gobierno. Como he explicado anteriormente, la solución no es la ilegalización, pero normalizar que se blanquee a partidos políticos que justifican el asesinato político y que piden la libertad para presos responsables de más de un millar de vidas, no fortalece nuestra democracia, más bien lo contrario. No todo vale en política.