EL MUNDO DEL IGNORANTE Por Luiza I. Stoica

VOCES LEJANAS Y AMORTIGUADAS, COMO SI ESTUVIERAS BAJO EL AGUA, GRITAN PARA QUE SAQUES LA CABEZA Y DESPIERTES. NO PUEDES, NO TIENES LA FUERZA, LA INICIATIVA NI LA VOLUNTAD NECESARIAS.

Escuchas las noticias de fondo, sin comprenderlas del todo. Tantos problemas y políticos discutiendo; nunca los has entendido. La política no te gusta, ni siquiera te interesa, porque no crees que el mundo pueda mejorar realmente, a pesar de todos los pequeños cambios que se hagan. Igual es por tu naturaleza pesimista que te impide imaginar un futuro, o simplemente porque te limitas a vivir en la ignorancia. Salir de esta supone un esfuerzo desacostumbrado después de haberte acostumbrado a vivir a base de órdenes. Y puede resultar estúpido, pero es así, te gusta limitarte a cumplir lo que otros dicen, sin valor de desobedecer o salirte de lo establecido.

Algunos pensarían que es triste, para ti es cómodo y seguro, aunque esta falta de iniciativa motive otros problemas como el nulo crecimiento personal. Puedes leer todo lo que quieras, pero nunca vas a expresar tu opinión ni te vas a implicar en esos problemas que oyes repetirse en la televisión, esos que se repiten hasta que aparece uno nuevo que opaca al anterior, pero que muere con la misma rapidez que el anterior. Una rapidez que te sofoca y aturde, sin dejarte asimilar todo lo que pasa a tu alrededor.

Por mucho que quieras entender y aprender no hay tiempo. Ni un solo respiro porque estos no están permitidos en ningún lugar, todo tiene que ser dinámico, ágil y eficaz. Y ni se te ocurra pensar en el fracaso, te dicen que no es una opción, pero te gustaría fracasar, caer y no levantarte al segundo. Ojalá pudieras tomarte tu tiempo y hacer las cosas a tu manera, pero el miedo a ese fracaso es mayor, por eso, mejor no intentar nada nuevo y seguir lo preestablecido.

Y después de preguntarte mil veces a lo largo del día por qué eres así, por qué no despiertas y por qué no actúas como otras personas, vuelves a tumbarte en la cama, escuchando las noticias amortiguadas de fondo. Tu mente da tantas vueltas como tú en la cama, pero no parece encontrar una respuesta. Solo se te ocurre culpar al tiempo, que te aparta de tu propio camino y te hace contemplar tu vida desde el margen, pero sabes que no es así. No es que no haya tiempo, sino que es más cómodo quedarte en tu mundo; el mundo del ignorante.

OJALÁ HUBIERA SABIDO ESTO CUANDO EMPECÉ BACHILLERATO Por Luiza I. Stoica

NO ES DESCABELLADO AFIRMAR QUE A TODO EL MUNDO LE HUBIERA GUSTADO SABER A QUÉ SE IBA A ENFRENTAR REALMENTE AL PASAR A BACHILLERATO. CREO QUE HAY DEMASIADOS MITOS Y RUMORES ACERCA DE ESTOS DOS ÚLTIMOS AÑOS, ASÍ COMO MUCHAS COSAS QUE NUNCA SE MENCIONAN. HOY, ME LIMITO A TRATAR LOS TRES PRINCIPALES ASPECTOS QUE ME HUBIERA GUSTADO SABER ANTES DE EMPEZAR BACHILLERATO.

1. La diferencia entre primero y segundo

Primero de bachillerato junto a la pandemia resultó en una combinación desastrosa como poco. Los criterios flexibles y tolerantes, sumados a la situación de incertidumbre, beneficiaron a todos los alumnos, para algunos incluso fue la salvación, permitiéndoles pasar de curso. Debemos admitir que las clases online en muchos casos no fueron ni útiles ni productivas, ¿Quién podía asegurar que los alumnos estuvieran atendiendo de verdad? A pesar de esto, creo que fue una buena oportunidad para fomentar la responsabilidad y el trabajo individual, aunque nos privó de muchas otras aptitudes.

Considero que pasamos a segundo sin una base sólida asentada y desacostumbrados al trabajo “real”; medio año sin tomar apuntes, sin hacer exámenes y sin estar en el ambiente de clase acaba pasando factura. Personalmente, me costó volver a pillar el ritmo de estudio y es algo que he ido arrastrando todo el curso e incluso hasta ahora, sigo sin poder estudiar como lo hacía antes del caótico curso de primero.

2. Responsabilidad, esfuerzo y trabajo

Es el resumen que haría de segundo de bachillerato. Como persona que deja todo para el último momento – sí, los famosos procrastinadores – admito que este curso ha sido todo un reto. De repente, estudiar solo el día de antes ya no servía y empezar tarde los trabajos no era una buena idea.

Al final, conseguí aprobar todo con buenas notas, pero admito que no soy para nada un ejemplo a seguir. El trabajo y estudio debería ser constante a lo largo de todo el curso, porque, al fin y al cabo, si no lo haces solo te perjudicas en lugar de hacerte el curso más ameno y facilitarte la recta final.

3. EvAU no es para tanto

ALUMNOS DE NUESTRO CENTRO EL PRIMER DÍA DE LA EVAU

Al empezar bachillerato, no se siente el peso real de la selectividad. Muchos ya empiezan a pensar en ella, pero la perciben lejana, al igual que Pilares, las vacaciones de navidad o el final del curso. Poco a poco, y casi sin darnos cuenta, nos vamos acercando a ella y el agobio se hace presente. Junto a él, el miedo por no sacar la nota deseada, o necesaria, para entrar a una carrera.

Siempre pensé que la gente exageraba al hablar sobre la EvAU y, en un principio, no me dejé asustar. Conforme se iba acercando, confieso que empecé a preocuparme, sobre todo por el tiempo y el espacio, porque aquello era algo que los profesores nos habían hecho temer, recordándolo una infinidad de veces a lo largo de todo el curso.

Dicen que el primer examen siempre es el peor, pero tras este pude comprobar que mi idea inicial sobre la EvAU era cierta. Para los siguientes exámenes me convencí de que eran simplemente otros de los muchos que habíamos hecho durante todo el curso, aunque esta idea jugó en mi contra después y me hizo creer que igual no les había dado la suficiente importancia.

Finalmente, el resultado fue mejor de lo esperado y todo el miedo que pude haber sentido en algún momento me hizo gracia. Todas las madrugadas de estudio habían resultado eficientes, mientras que los malos pensamientos se quedaron en la categoría de inútiles.