EL EFECTO ÍCARO Por Lucía Ibor

AQUELLOS QUE ME CONOCEN SABEN QUE UNA DE MIS GRANDES PASIONES ES LA MITOLOGÍA GRIEGA. YO CRECÍ ADMIRANDO A LOS HÉROES GRIEGOS,  SUS HAZAÑAS Y AVENTURAS. CON ELLOS CONSEGUÍA EVADIRME DE LA REALIDAD, Y APRENDER DE TANTO HÉROES COMO DIOSES, EXTRAPOLANDO SUS ENSEÑANZAS A LA VIDA REAL. 

 

Ante todo, los mitos tratan de explicar el origen de aquello que los griegos veían a su alrededor. Algunos como el rapto de Perséfone permitían dar una explicación a las estaciones del año, y otros como el de Atenea y Aracne justifican la aparición de las arañas. No obstante, estos no solo se limitaban a la naturaleza, sino que en muchos casos servían para justificar el comportamiento humano, sus debilidades, fortalezas y limitaciones. Todo dios o héroe cometía errores o hazañas; eran arrogantes y egoístas en ocasiones, valerosos y nobles en otras. De hecho, uno de los principales defectos de los héroes griegos era el “hibris” u “orgullo desmesurado”. Aquellos que osaban compararse a los dioses, acababan sufriendo o muriendo de manera trágica, siendo el caso de héroes como Faetón, Teseo o incluso el propio Aquiles. 

Ilustraciones de Svetlin, en el libro «Mitos griegos» de María Angelidou

El primer mito que aprendí, gracias a mi madre, fue el de Dédalo e Ícaro. Dédalo era el inventor más famoso de la época, y fue el constructor del famoso laberinto de Creta. Creta era una isla gobernada por el rey Minos, un semidiós hijo de Zeus, y era uno de los reinos más prósperos de la Grecia antigua. El propio Minos había encargado la construcción del laberinto como cárcel para el Minotauro, una bestia nacida de su esposa, Pasífae, y un toro sagrado. Cuando la ciudad de Atenas perdió la guerra contra Creta, se le obligó a entregar a siete doncellas y siete varones jóvenes para servir de alimento a la bestia. No obstante, tras la llegada del héroe ateniense Teseo, que logró matar al Minotauro gracias a la ayuda de la princesa cretense, Ariadna, y de Dédalo, el inventor fue condenado junto a su hijo Ícaro a vivir para siempre en el laberinto. 

Dédalo ideó entonces un plan para escapar, pero dado que Minos controlaba el acceso al laberinto, y las salidas por tierra y mar, la única vía de escape posible era por aire. Con los recursos que disponía en el laberinto -plumas de  aves, y cera de las colmenas que se formaron en las esquinas-, creó un par de alas para Ícaro y otras para él. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a su hijo que no debía volar muy alto porque el calor del Sol derretiría la cera, ni tampoco demasiado bajo porque el agua del mar mojaría sus alas y le impediría volar. 

Con la euforia del momento, Ícaro se lanzó a volar. El muchacho comenzó a ascender y ascender pese a la advertencia de su padre, haciendo que el Sol derritiese la cera de las alas y cayese al mar. Su padre lloró y lamentó la imprudencia de su hijo, y en su memoria llamó Icaria a la tierra cercana al lugar donde cayó al mar. 

Pese al final amargo, este mito le servía a mi madre para enseñarme la importancia de ser  prudente. Cegado por la confianza no sólo en sí mismo, sino en su padre, Ícaro fue condenado a la muerte por un acto irresponsable. Quizás podría haberlo si no hubiera sido demasiado orgulloso, demasiado inconsciente. Quizás si hubiese atendido a las advertencias de su padre, habría evitado su destino trágico. ¿No os suena extrañamente familiar? ¿No es exactamente igual a lo que estamos viviendo hoy en día? 

El próximo 28 de Junio ya no será obligatorio llevar la mascarilla en espacios exteriores, y pese a que la situación no es ni de lejos tan catastrófica como hace un año, no puedo evitar preocuparme. ¿Acaso esta sensación de libertad que vamos a vivir nos va a hacer imprudentes, tal y como le ocurrió a Ícaro? Está claro que todo el mundo espera con ansia que volvamos a la normalidad, pero corremos el riesgo de que nuestra imprudencia nos lleve de nuevo a una situación peor. Ya lo vivimos con las sucesivas olas, con el fin del toque de queda, con las aglomeraciones y botellones que se han llevado a cabo en todo el país. Con cada imprudencia nos acercamos peligrosamente al Sol, pensando que es imposible quemarse. 

Tenemos que ser prudentes, ahora más que nunca. Las vacunas son las alas que nos van a dar la libertad, pero es necesario que sigamos siendo cautelosos. Probablemente esté pecando de ser demasiado precavida, pero desde luego yo no voy a dejar que el Sol queme mis alas. A lo mejor la sociedad debería dejar su “hibris” de lado y velar por el bienestar común a largo plazo. 

«SOY BIÓLOGA DE VOCACIÓN, BIÓLOGA DE BOTA, Y VER QUE OTROS DEDICAN SU TIEMPO A LO QUE MÁS ME GUSTA, ME RECONFORTA.» – ENTREVISTA A OLGA VILLAGRASA Por Lucía Ibor

PCR, TEST DE ANTÍGENOS, VACUNA, ARN MENSAJERO,… CON LA PANDEMIA DERIVADA DE LA COVID-19, LA BIOLOGÍA ESTÁ MÁS PRESENTE QUE NUNCA EN NUESTRAS VIDAS. CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DE LA XVI OLIMPIADA ESPAÑOLA DE BIOLOGÍA, LA VOZ DEL ÉLAIOS HA TENIDO LA MAGNÍFICA OPORTUNIDAD DE ENTREVISTAR A OLGA VILLAGRASA, PRESIDENTA DE LA COMISIÓN EDUCATIVA DEL COLEGIO DE BIÓLOGOS DE ARAGÓN, QUIEN ADEMÁS COORDINA Y ORGANIZA LAS OLIMPIADAS DE BIOLOGÍA EN ARAGÓN.

Olga es licenciada en biología, ha trabajado en investigación, y actualmente imparte clases en el instituto zaragozano “El Portillo”. Su trayectoria es un maravilloso ejemplo de vocación y dedicación, como ella misma afirma, y pone de manifiesto su amor por la biología y la docencia. 

«He aprendido a disfrutar de mi trabajo, con esfuerzo, dedicación y emoción. He aprendido a aprender de vosotros, siempre ahí, aguantando carretas y carretones. Pero sobre todo, he aprendido a compartir lo más valioso que tiene el ser humano, el conocimiento»

Olga es además presidenta de la comisión de educación del Colegio de Biólogos de Aragón. Esta organización, como la propia Olga nos explica, “vela por la Biología en todos sus ámbitos, tanto en la fase de formación como en la introducción al mundo laboral”. Tanto de las condiciones del Biólogo Sanitario, como de las del Medio Ambiente, y cuida la aplicación de las leyes que se publican al respecto. Ofrece, incluso, servicios de forma voluntaria como ocurrió durante la pandemia, ya queMuchos biólogos se dedicaron a hacer PCRs para que los médicos pudiesen estar con los enfermos”.

Dentro del Colegio de Biólogos, Olga está colegiada y forma parte de la Junta de Gobierno, donde vela por todo aquello relacionado con la educación: las oposiciones de biología, la posibilidad de una carrera de Biología en Aragón, la aparición de másteres interesantes de Biología, así como la organización de las Olimpiadas de Biología en su fase regional. Ella misma nos cuenta cómo llegó a este puesto:

“Participaba en las Olimpiadas de Biología con mis estudiantes. Y uno de ellos quedó seleccionado para la Fase Nacional en Pamplona. Allí conocí a Rubén Peña, la persona a quien tenemos que agradecer que hayan tenido lugar todas las ediciones de esta Olimpiada en su Fase Autonómica. Gracias a él, incluso un año se celebró la Olimpiada Nacional de Biología en Aragón. En Pamplona conocí a Rubén y me presté a ayudar en lo que pudiera. Con el tiempo, me pasó el testigo, aunque Rubén sigue con nosotros y ahora somos una comisión de unas 6 personas organizando la Olimpiada”. 

 

 

Olga Villagrasa junto a Carlota Gómez, coordinadora del grado de farmacia de la Universidad San Jorge, y los ganadores de la Olimpiada de Biología en Aragón: Francisco Javier Sarría, Alba Roig y Lucía Ibor

Las Olimpiadas de Biología son eventos anuales que permiten a los estudiantes de segundo de bachillerato demostrar sus conocimientos de Biología. Consta de la fase regional y nacional, cada una dividida en una parte teórica, en la que los participantes responden a preguntas tipo test de varios ámbitos de la Biología, y otra práctica, en la que realizan prácticas de laboratorio. Cuentan además con la colaboración de la Universidad de Zaragoza y la Universidad San Jorge, que prestan sus instalaciones para la celebración de la Olimpiada, entre otros organismos.

Paralelamente, las Olimpiadas de Biología fueron recientemente incluidas en las Olimpiadas científicas estatales, junto a las de matemáticas, física o química. Esto es importante, ya que representa no sólo un reconocimiento a nivel nacional, sino también la posibilidad de ofrecer premios en metálico a los ganadores y becas para participar en las olimpiadas internacionales. 

Como cabe esperar, la coordinación del evento presenta numerosas dificultades: 

“Desgraciadamente implica una eterna lucha de papeles y reuniones con instituciones que ofrezcan ayuda económica o espacios. No se necesita mucho dinero, pero aun así, es difícil conseguirlo. Por suerte, siempre contamos con la inestimable colaboración de la Universidad de Zaragoza, la Universidad de San Jorge, el Hospital QuirónSalud e Ibercaja. Pero este tipo de celebraciones deberían consolidarse desde la DGA. Aragón debe estar representada por vosotros en todas las competiciones nacionales, en todas.”

Olga además nos explica cuál es su motivación para organizar el evento cada año: 

Estudiantes en la prueba teórica de la XVI Olimpiada Española de Biología en Aragón.

“Los estudiantes. Por vosotros, todo esfuerzo vale la pena. Os vemos repasando en el campus entre apuntes y el libro de texto minutos antes de entrar al examen ¡un viernes por la tarde! y nos parece estremecedor. No puedo más que admiraros. Es genial.

También por la Biología. Soy Bióloga de vocación, Bióloga de bota, que se dice, y ver que otros dedican su tiempo a lo que más me gusta, me reconforta.”

La participación de los jóvenes aragoneses en este tipo de actividades es necesaria, y es una forma de potenciar determinados aspectos de la biología. Permiten que los jóvenes aragoneses disfruten de la Biodiversidad y las prácticas de laboratorio, muy presentes en la parte práctica de la Olimpiada, ya que a menudo son relegadas a un segundo plano en las clases de Biología.  “Si quieres cambiar la forma de educar, cambia la forma de evaluar.

Desde la Voz del Élaios no hemos querido perder la oportunidad de preguntarle a Olga su opinión acerca de numerosos temas relacionados a la ciencia: la investigación, la educación y la “fuga de talentos”. 

Con la llegada de la pandemia, la investigación ha demostrado ser necesaria e importante para la prevención de situaciones como la que hemos vivido. La secuenciación del genoma vírico, el desarrollo de pruebas como la PCR o el ADN recombinante han sido claves para el diagnóstico de la COVID-19 y actualmente, se habla de la vacuna como la solución para conseguir la tan ansiada “inmunidad de rebaño” y volver a la normalidad. La investigación en ciencia ha hecho posibles todos estos avances, y a pesar de ello los investigadores se encuentran habitualmente con numerosas trabas a su trabajo. ¿Dónde está la raíz del problema, y cómo solucionarlo?

“Yo creo que no es una cuestión de dinero, sino de condición laboral. Un investigador depende de becas o subvenciones y no tiene un contrato, a menos, claro, que investigue para la industria privada. Creo que deberíamos velar por nuestros graduados en ciencias, para que se queden en nuestro país, y todo el dinero que el estado ha invertido en su educación y formación revierta en avances científico-tecnológicos para todos nosotros. Al final, un estudiante de Biología, cuando termina, tarda unos 4 años en hacer el doctorado, es decir, lo termina con 26 años y sin haber tenido ningún contrato laboral hasta ese momento. La inestabilidad económica es excesiva.”

Por otra parte, la educación en ciencia juega un papel importantísimo en el mundo actual, donde abunda la desinformación y las pseudociencias. El sistema educativo español incluye formación obligatoria en matemáticas, biología, física y química hasta tercero de la ESO, aunque con frecuencia se oye que esta formación debe cambiar de manera radical para preparar a los jóvenes en vistas a la vida real. ¿Cómo podría mejorar la educación en ciencia, y específicamente en biología? 

“Si la educación debe ser significativa, la educación de la Biología tiene que incluir campo y laboratorio. Aragón tiene un gran territorio lleno de maravillas biológicas que debemos conocer: los Mallos, los sotos, las muelas, su trozo de Pirineo, los Monegros… Especies emblemáticas: buitres, alimoches, quebrantahuesos… Debemos enseñaros las maravillas que encierra la gota de agua de un charco, o lo mágico que resulta detectar una sustancia disuelta en un tubo de ensayo. Y sobre todo, lo divertido que es investigar”

Además, desde hace años se reivindica la presencia de referentes femeninos en el ámbito educativo, antes borrados de la historia de la ciencia, con los que niños y niñas puedan sentirse identificados. ¿Cómo podemos luchar por la normalización de las mujeres en la ciencia?

“Poco a poco se va normalizando la situación, por supuesto, aquí. Cuando yo estudiaba en la facultad había mujeres dando clase, pero eran más los hombres. Ahora tengo entendido que es prácticamente al revés (en Biología). El principal problema no está en la escuela o en los institutos o en las universidades. La verdadera causa está en las familias. Creo que debemos velar en los centros por garantizar la libertad para escoger su camino a todos, pero digo a todos genérico, es decir, tanto a ellos como a ellas. Es difícil, pero os aseguro que ahí estamos. Luchando por ello.”

Y por último, habitualmente se escucha que en España tenemos una “fuga de talentos”. Es decir, nuestros jóvenes reciben una formación completa en nuestro país, pero ante la dificultad o imposibilidad de encontrar trabajo en aquello en lo que se han formado, deciden partir al extranjero en busca de un futuro mejor. ¿Qué supone esta situación para España, y cómo podríamos mejorarla?

“Es una de mis principales preocupaciones cuando mis estudiantes terminan en segundo de bachillerato. Siempre acabo pensando: ¿se podrán quedar o se tendrán que ir a otro lado persiguiendo su sueño?

Creo que debemos hacer todo lo posible por dar a nuestros estudiantes lo que necesitan. Siempre faltan plazas para medicina y para enfermería. Y siempre se había dicho que era porque todos querían hacer esos grados universitarios. Pero esta pandemia nos ha dejado claro que necesitamos muchos más. Hemos tenido que paralizar económicamente un país para que no sobreviniera el desastre.

Así que… ¡sí!. Se deben hacer esfuerzos por ofrecer lo suficiente para que nuestros jóvenes se queden aquí. Y ya puestos, espero que se mejore la conciliación familiar, porque a este paso, no sé quién va a tener hijos.”