El jueves 4 de abril , en los cines Yelmo de Plaza Imperial, tuvo lugar la proyección de Lo posible y lonecesario, un documental sobre la vida de Marcelino Camacho, fundador de Comisiones Obreras y primer secretario general de este sindicato entre 1976 y 1987. Está escrito por Marcel Camacho Samper, Pablo Mínguez y Adolfo Dufour, dirigido por este último y producido por la cooperativa de cine homónima a la película. Se estrenó en septiembre de 2018 en Madrid y posteriormente se hizo un estreno-homenaje en El Burgo de Osma, en Soria, pueblo que vio nacer a Marcelino, para después ir proyectándose en cines de varias ciudades de España.
La pieza narra la vida del líder sindical desde su nacimiento en La Rasa hasta su muerte en 2010, a través de una sucesión de entrevistas a quienes le conocieron y compartieron sus años de lucha con él realizadas por sus hijos, y de fragmentos de otras entrevistas en las que salen hablando tanto él como Josefina Samper, una mujer que entregó su vida también a la lucha sindical, compañera de vida de Marcelino y que tiene una gran presencia en el filme. También se hace hincapié en el proceso de creación de CCOO y en el panorama de la lucha obrera en los años de la dictadura franquista.
El protagonista era hijo de ferroviario y tuvo vocación de tal. Su padre estaba afiliado a la UGT de La Rasa, que se autodisolvió como consecuencia de la represión que tuvo lugar tras la Revolución de 1934. Con 16 años, reorganiza la UGT en su pueblo y con 17, se afilia al PCE. Al año siguiente, estalla la Guerra Civil y destaca aquí la anécdota de que un grupo de ferroviarios entre los que se encontraban su padre y él, cortan los raíles para evitar que un tren sublevado llegue hasta Guadalajara. En los últimos días de la guerra fue encarcelado por ser fiel al gobierno de la República en lugar de adherirse al golpe de Casado. Consiguió escapar de la cárcel y a partir de entonces estuvo en distintos campos de trabajos forzados, de los que escapa hasta llegar a Tánger en 1944, de donde tuvo que huir de nuevo para acabar en el exilio en Argelia. Allí conoció a Josefina, con quien se casó en 1948.
En 1957 recibió un indulto y volvió a España con su mujer y sus hijos a una pequeña casa (de su prima) para empezar a trabajar en la fábrica Perkins. Enseguida, se infiltró como enlace sindical en los sindicatos verticales franquistas, desde donde organizó distintas comisiones obreras, en las que intentó concienciar a sus compañeros, hasta que se creó una comisión obrera con intención de permanencia. En 1967, es encarcelado en la cárcel de Carabanchel (barrio en el que él había comprado su casa, sabiendo que acabaría en esa cárcel) por su actividad política y sindical. Durante sus años de cárcel, su familia estuvo recibiendo continuamente amenazas por teléfono y la intimidación y acoso por parte de la policía, pero Josefina Samper supo seguir adelante sin ocultar en ningún momento quién era su marido y haciendo la comida para sus hijos, su marido y los demás presos.
En 1973, fue juzgado por asociación ilícita durante el conocido como proceso 1001, celebrado el mismo día que ETA asesinó al Presidente del Gobierno, Carrero Blanco. Fue condenado a 20 años de cárcel junto a otros 9 líderes del sindicato. En 1976, tras haber muerto el dictador Francisco Franco, se le concedió la amnistía y salió libre. Ahí fue cuando pronunció su famosa frase «ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar». Ese mismo año, Comisiones Obreras se constituye en confederación sindical y Marcelino Camacho es elegido secretario general. En las elecciones generales de 1977 fue elegido diputado por el PCE, siendo reelegido en 1979 hasta 1981, cuando dimitió por sus desavenencias con el ejecutivo del Partido. En las Cortes hizo una gran labor de defensa de los trabajadores.
Desempeñó el cargo de secretario general hasta 1987. A partir de entonces sería Presidente del sindicato, cargo honorífico que le fue dado como figura histórica en el desarrollo de la organización. En 1996, en el VI Congreso, el sector mayoritario oficialista votó en contra de la candidatura a presidente, puesto para el que el sector crítico había propuesto a Marcelino, lo que supuso una auténtica traición. Desde entonces y hasta su fallecimiento en 2010, siguió afiliado a CCOO como pensionista y siguió llevando una vida de lucha junto a Josefina.
El documental, aunque puede resultar un poco largo para aquellos que no muestren un especial interés por la historia del movimiento sindical, es muy interesante y resulta fundamental para conocer a una de las figuras clave en la Transición política a la democracia y para entender una parte de nuestra historia, sin la que hoy no gozaríamos de algunos derechos laborales que vemos como algo natural.
«Marcelino Camacho luchó por reconstruir y dar sentido a un movimiento obrero diezmado y perseguido a uña de caballo por el franquismo”( Manuel Vázquez Montalbán)
El jueves 4 de abril en la 2 de Televisión Española se emitió el documental El silencio de otros. Al día siguiente, de casualidad, se proyectó en la Filmoteca de Zaragoza englobado en las II Jornadas Culturales Republicanas, organizadas por el Ateneo Republicano de Zaragoza. A los que no pudimos verlo en la tele, se nos daba la oportunidad de visionarlo.
El documental, dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar y producido por Pedro Almodóvar, con seis años de rodaje, hace un seguimiento de la querella que un grupo de víctimas de la dictadura franquista presentaron en 2010 en Argentina con el fin de que los crímenes de lesa humanidad cometidos por aquellos que formaron parte del aparato represivo de la dictadura fueran investigados para ser identificados como responsables y sancionados. Cuando el juez Baltasar Garzón intentó llevar a cabo una investigación sobre estos hechos, fue suspendido de sus funciones por incumplir la Ley de Amnistía de 1977. Esta ley, que supuso un pacto del olvido, y absolvió a los responsables de la represión durante la dictadura, incumple el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que afirma que los crímenes de lesa humanidad no prescriben. En cualquier caso, la suspensión del juez obliga a que la querella se tenga que hacer fuera de España.
Durante la película, se puede ver a distintos querellantes contando su caso ante las cámaras, rompiendo en ocasiones a llorar. Entre estos, destaca un hombre que fue torturado por Antonio González Pacheco (alias «Billy el Niño») y que tiene que soportar vivir a escasos metros de este, quien ha salido impune, y en la C/ General Yagüe (El carnicero de Badajoz), para más inri.
También aparece una mujer, madre soltera, que fue víctima del robo de su bebé. Al seguir Franco las pautas del «psiquiatra» Antonio Vallejo-Nájera, quien afirmó que los defensores de la República en la Guerra Civil eran portadores de un «gen rojo» y había que separarlos de sus hijos para hacerlo desaparecer, la espeluznante consecuencia fueron los 300.000 casos de niños robados entre 1940 y 1990. Se les decía a las madres que el bebé había fallecido y se les entregaba a familias ricas.
Otro caso es la conmovedora historia de una María Martín, señora mayor que cuenta cómo mataron a su madre y la dejaron en una cuneta, donde ahora hay encima una carretera a la que va a dejar flores, y quien pronuncia una frase que dice así: «Qué injusta es la vida. No, qué injustos somos los seres humanos». Su fallecimiento antes de ser terminado el documental hace que su hija se implique en intentar hacer justicia y enterrar dignamente a su abuela.
Por último, destaca el caso de Ascensión Mendieta, otra anciana cuyo único deseo antes de morir es poder enterrar dignamente a su padre, quien está en una fosa común del cementerio tras haber sido asesinado por estar afiliado en la UGT. Ascensión, con ayuda de su hija, participa en la querella y cuando consigue encontrar los restos de su padre rompe a llorar de emoción.
El silencio de otros está premiada con el premio del público a mejor documental en el Festival de Berlín, con el premio cinematográfico José María Forqué a mejor documental y con el Goya a mejor película documental.
Sin duda, es una película estremecedora que clama contra el olvido y en pos de la justicia y la reparación de los que sufrieron en sus carnes el terror de casi 40 años de dictadura, que en absoluto quieren venganza. Es necesaria de ver y desde luego consigue conmover a quien decida hacerlo.
El 21 de diciembre los miembros de este periódico hicimos una visita al edificio de la RAE durante nuestro viaje a Madrid.
A la entrada de la Academia, contamos con la sorpresa de una inesperada entrevista de Telecinco a algunos de los que estábamos allí. Nos preguntaron sobre alguna de las nuevas palabras y significados que se habían introducido este año en el diccionario. Estas fueron sororidad, maltrato (referido a animales), feminicidio (cometido por un hombre) y ecologización. Además de las ya mencionadas, hay una gran variedad de nuevas acepciones y palabras introducidas en la lengua española, entre ellas la palabra del año: microplásticos.
Pese a que Pedro Piqueras cortó nuestras intervenciones en el telediario, no seremos censurados y daremos de nuevo nuestras opiniones sobre cada una de ellas.
Respecto a «sororidad», debemos tener en cuenta primero de todo su significado: «relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento.» Nuestra opinión al respecto es que es una palabra hoy en día necesaria, aunque se aspira a que en un futuro no lo sea y no haya una situación de discriminación y opresión de la mujer que haga necesaria la unidad de las mujeres para conseguir su liberación, porque sea algo ya. Por desgracia, falta mucho por hacer. Sobre la inclusión de los animales no humanos dentro del concepto de «maltrato», creemos que es algo positivo ya que son también seres vivos y, como tales, tenemos que guardarles un respeto y no tolerar de ninguna manera la tortura y/o asesinato de nuestros compañeros de planeta. Aunque falta mucho por hacer en este terreno.
Para continuar,»feminicidio» es una palabra que hace referencia a los asesinatos de mujeres, ahora a manos de un hombre y a causa de machismo o misoginia. De la misma, opinamos que, aunque esto pueda suponer una generalización respecto a las agresiones machistas, la intención es buena ya que la gran mayoría de estos sucesos se dan a manos de un hombre y por motivos patriarcales. Mientras mueran mujeres, la palabra es necesaria.
En relación con el término «ecologización» hemos llegado a la conclusión de que, teniendo en cuenta la época de cambio climático que estamos viviendo (ya no nieva en Soria), tenemos que contribuir al medio ambiente y es bueno que exista una palabra para referirse a ello. Aunque una simple palabra no va a solucionar las cosas por arte de magia( pongo la palabra en el diccionario y PUM! solucionado), y teniendo en cuenta se trata de una lucha común contra el sistema capitalista causante de los desastres climáticos, y no una niña sueca que se cree que tiene la llave a un mundo mejor, pero lo que tiene es el interés de la empresa privada y la UE detrás, la palabra debe constar en acta.
Se nos refirió que microplásticos era la palabra del año 2018 y hemos conocido que no figura entre las acepciones de la RAE, aunque para Fundeu BBVA lo sea. Esta palabra hace referencia a las pequeñas piezas de plástico que contaminan el medio ambiente. Teniendo en cuenta que la contaminación del mar con estos microplásticos es un problema real y serio, y que este año 2018 se ha puesto encima de la mesa, comprendemos que sea palabra del año, aunque ese este otro asunto en el que nos queda mucho camino por recorrer. (usad botellas de cristal, chicos).
En nuestro viaje cultural por Madrid una de las visitas obligada era, por supuesto, la Real Academia Española de la Lengua, situada justo enfrente del Museo del Prado.
La RAE se fundó en Madrid el año 1713, bajo el reinado de Felipe V, inspirada en el modelo de la Academia Francesa y con el propósito, reflejado en sus primeros estatutos, de trabajar al servicio del idioma español. El escudo de la RAE resume en un lema propio de la época sus fines y obligaciones: “Limpia, fija y da esplendor” a la lengua española.
Desde entonces, la institución se ha dedicado a preservar, mediante sus actividades, obras y publicaciones, el buen uso y la unidad de una lengua en permanente evolución y expansión que es patrimonio común de casi 500 millones de hispanohablantes, una aspiración también recogida en sus estatutos vigentes, de 1993.
La primera sala que visitamos fue la Sala de Juntas donde se reúnen los académicos. La RAE cuenta en la actualidad con cuarenta y seis plazas de miembros de número que ocupan sillas designadas, en mayúsculas y en minúsculas, con parte de las letras del alfabeto español.
Los académicos son elegidos, en votación secreta y por mayoría de sufragios, por los propios componentes de la institución, previa propuesta de candidaturas por parte de un grupo de tres de ellos, y a partir del sexto mes desde el fallecimiento del anterior ocupante de la silla correspondiente, por una cuestión de respeto. Las normas electorales están recogidas en los Estatutos de la RAE y en el Reglamento que regula el funcionamiento interno de la corporación.
Los académicos se reúnen en sesión plenaria, presidida por el director, todos los jueves del año, salvo en los períodos de vacaciones. Durante la semana, participan también en distintas comisiones de trabajo que estudian enmiendas y adiciones al Diccionario, así como la marcha de los diferentes proyectos.
Desde su creación, y hasta la fecha, la RAE ha tenido treinta directores. El primero de ellos, de 1713 a 1725, fue Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, en cuya casa estuvo ubicada la sede de la institución. El actual, Darío Villanueva, fue elegido el 11 de diciembre de 2014.
Debido a la extensión del español en la actualidad, la RAE sigue una política panhispánica y tiene en cuenta los distintos dialectos de español que hay por todo el mundo. En 1951 se creó en México la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que agrupa a las veintitrés corporaciones de América, España, Filipinas y Guinea Ecuatorial. Desde su creación, y especialmente en los últimos años, la Asociación ha impulsado una política lingüística que implica la colaboración de todas ellas en las obras y proyectos académicos.
A través de un trabajo de intercambio permanente, las academias de la lengua se ocupan de fijar, mediante diálogo y consenso, la norma común -sobre léxico, gramática y ortografía- para todos los hispanohablantes. La aspiración final es favorecer la unidad de la lengua dentro de la diversidad propia del ámbito hispánico.
A continuación, continuamos subiendo unas escaleras en las que hay unos girasoles de metal que se despliegan únicamente cuando el rey visita la Academia. Proseguimos la visita en la biblioteca, donde pudimos ver las estanterías donde se encuentran todos los libros que la institución posee, entre ellos las más importantes ediciones de diccionarios.
La Academia ha reunido a lo largo de su historia fondos bibliográficos de gran importancia. Su archivo reúne la documentación generada por la corporación desde el año de su fundación, 1713, hasta la actualidad. En julio de 2016 se puso a disposición de los investigadores una aplicación de consulta de los fondos digitalizados –especialmente buena parte de los documentos del s.XVIII-, que se irá actualizando con nuevas cargas de datos.
La biblioteca cuenta con unos 280000 volúmenes de libros y unas 800 cabeceras de publicaciones periódicas. Entre sus fondos, especialmente dedicados a lingüística y literatura española e hispanoamericana, figuran manuscritos, incunables y primeras ediciones de obras de los principales escritores españoles. Además de los ya mencionados legados de Dámaso Alonso y Antonio Rodríguez Moñino, ambos de gran valor histórico, en 2013 recibió también el legado del académico José Luis Borau.
Por supuesto, no podíamos irnos sin ver las dos bibliotecas que abarcan el legado de dos importantes escritores y miembros de la RAE: Antonio Rodríguez Moñino y Dámaso Alonso.
El legado de Antonio Rodríguez-Moñino y su esposa María Brey está constituido por aproximadamente diecisiete mil volúmenes de la colección cedida a la Academia por disposición testamentaria. Reúne cerca de 2660 documentos manuscritos, desde el siglo xv. Destacan las obras de Enrique de Villena y el cancionero de Barrantes, con textos de Juan de Mena, y el manuscrito de El Buscón de Quevedo (hacia 1624). También se conservan autógrafos de personajes de la vida política y literaria española de los siglos XVII al XIX y abundante documentación histórica, notarial y genealógica. Entre los autógrafos del siglo XX sobresale el manuscrito de Una casa enla arena, de Pablo Neruda (1965).
La biblioteca particular del profesor y poeta Dámaso Alonso (1898-1990), cedida a la Academia en 1998 por disposición testamentaria, contiene importantes fondos de filología y literaturas románicas, con el interés añadido de que muchas de las obras incluyen anotaciones del propio escritor, quien dirigió la corporación entre 1968 y 1982. Hay, además, objetos personales (condecoraciones, fotos…), manuscritos autógrafos, abundante documentación y una considerable correspondencia con 2913 escritores e hispanistas. Todos estos materiales quedaron instalados, en octubre de 1998, en una sala especialmente dispuesta para ello por la Academia, inaugurada por los Reyes de España el 10 de noviembre de aquel mismo año. Incluye también un fondo documental con manuscritos autógrafos suyos, abundante documentación personal y profesional, y una rica correspondencia con escritores e hispanistas de reconocido prestigio, en particular con los hombres del 27, con los poetas de postguerra, con los escritores exiliados, o con personalidades destacadas del mundo de la cultura. Además, esta sala es lugar de reunión de diversas comisiones y es el rincón favorito de la mayoría de académicos. De hecho, el director de la RAE eligió esta habitación para ser entrevistado el mismo día que hicimos la visita.
Por último, nos llevaron al salón de actos, al que se accede desde la biblioteca de Dámaso Alonso. Allí nos explicaron el procedimiento mediante el cual un académico toma posesión de su cargo y la disposición de las autoridades políticas y literarias en el acto. El académico electo «tomará posesión leyendo un discurso en junta pública en el plazo improrrogable de dos años a partir de su elección». Los actos de toma de posesión de los académicos, y la correspondiente lectura y edición del discurso son públicos. Además, el salón es el lugar donde se encuentra un retrato de Don Miguel de Cervantes Saavedra, que llegó a la sede en 1911 y preside la sala bajo el retrato de Felipe V. Tras varios debates, se determinó que se trata de una imitación y no del retrato pintado por Juan de Jáuregui, aunque en 1912 Alejandro Pidal, quien fuera por aquel entonces director de la institución, defendió su autenticidad, y en 1949 Enrique Lafuente Ferrari, historiador del arte, defendió su falsedad.
Como anécdota, merece mención el hecho de que cuando estábamos en las puertas de la RAE unos periodistas de Telecinco nos entrevistaron preguntándonos respecto a nuestra opinión de la introducción de nuevas palabras, y acabamos saliendo en el telediario de esa noche.
El pasado 28 de septiembre de 2018 tuvo lugar la II edición del concurso de diseñadores de moda organizado por la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Zaragoza y el Centro de Diseño Superior de Diseño de Zaragoza. Se trata de La AgujaGoyesca, inspirada en la vida y obra del artista de donde parte la inspiración para el diseño de las diferentes colecciones de moda.
El concurso contaba con dos distintas categorías: estudiante y profesional, en las participaban las seis colecciones finalistas en un desfile anterior, organizado en la Plaza del Pilar, por el que obtuvieron un premio de 300 por categoría.
En esta ocasión, los ganadores eran dotados con 3.000 euros, en la categoría profesional) y 1.000, en la estudiante.
El concurso estuvo abierto al público, que pudo disfrutar de los diferentes desfiles y las interpretaciones de cada artista.
En la categoría estudiante el mejor puntuado fue Alexis Jiménez con la colección Black Silence, que hace referencia las largas horas de silencio que Francisco de Goya tuvo que soportar en los últimos años de su vida.
Respecto a la categoría profesional, la ganadora fue Pilar Sicilia con su colección Silenzio. Más tarde, tuvo lugar un desfile de colecciones de marca de El Corte Inglés para la temporada de otoño 2018.
Este concurso tiene como objetivo repasar la historia y vida de Goya, además del contexto histórico en el que le tocó vivir, entre los siglos XVIII y XIX, con la Guerra de la Independencia, y sus problemas más personales.
El evento fue un despliegue de originalidad y creatividad, plasmada en sus colecciones y que, un año más, deja buen sabor de boca y ganas de una tercera edición.
Caos, pero sobre todo, recuerdos. Esa son las primeras sensaciones que nos causa ver la interminable hilera de estanterías llenas de objetos de todo tipo una vez hemos entrado en la exposición. Con “El Objeto de la Memoria», el artista Vicente García Plana nos hace reflexionar sobre la historia personal, y la compartida, además de sobre el sentido de lo que somos, fuimos y seremos a través de objetos de la vida cotidiana.
Vicente Gracía Plana comenzó a recopilar objetos desde muy pequeño, al principio de forma desordenada y sin una intención en particular. Poco a poco, esta actividad fue evolucionando hasta convertirse en su modo de expresión artística.
La exposición comienza con el enorme archivo de objetos que vertebra su taller en una paradoja de orden y caos. Las estanterías están alineadas, con toda clase de cosas “ordenadas” por tipos, pero la multitud de distintos cachivaches nos hace perdernos en la inmensidad. Los objetos se apilan de la misma manera que se acumulan los recuerdos en nuestra memoria, muy cerca unos de otros, separados por el brevísimo espacio de tiempo en el que pasamos de una idea a la otra, de un recuerdo a otro. La mayor parte de los objetos aquí expuestos carece de valor material o histórico. Su fuerza reside en presentarse como generadores de recuerdos, que activan una memoria personal o colectiva.
En las distintas colecciones a continuación, los juegos y series de objetos están ordenados por tipo, no como en el caótico principio; sin embargo, el espíritu es el mismo. Objetos de la vida cotidiana, que pasan cada día por nuestras manos. Algunos se separan del resto y se atesoran por su enorme valor, otros se salvan por su carácter sentimental. De estas series destacan las» Cajas de la Memoria», pequeñas colecciones en cajas de costura donde el artista guarda determinados objetos junto a reflexiones y recuerdos: la infancia, la familia, el viaje, la amistad, el devenir de la vida….etc. Temas trascendentales que cohesionan esta exposición acompañándonos en un viaje por la vida a través del río de las cosas.
Este sábado tuvimos el placer de asistir a la exposición realizada por alumnos de distintos centros de Zaragoza, como la Escuela de Artes, el IES Andalán y el IES Goya, que estuvo expuesta durante los días 29 y 30 de septiembre de 2018 en un espacio cultural e histórico tan importante como es el Palacio de la Aljafería, en concreto en el foso.
La elección de este lugar no es fruto del azar, sino que pretende jugar con la herencia cultural de la Aljafería, ya que se hace un viaje en el tiempo por los distintos periodos que han marcado la historia de Aragón: la Edad Media Islámica, la Edad Media Cristiana, la Edad Moderna y por último la Edad Contemporánea. Todo ello en un recorrido que nos invita a reflexionar.
La primera de las cuatro instalaciones: “SOMOS”, desarrollada por los alumnos de 1º de Bachillerato A de la Escuela de Artes, junto a la artista Inés Peña y los profesores Silvia Guillén y José Carlos Vegas, nos habla sobre uno de los periodos históricos en los que se ha dividido el proyecto: la Edad Media Islámica.
Este periodo comprende cerca de 400 años en los que fuimos parte fundamental de los territorios del Islam, primero como territorio perteneciente a Al-Andalus y posteriormente, como Taifa independiente hasta la conquista de la ciudad en 1118 por Alfonso I El Batallador. Esta instalación pone de relieve el legado de este periodo en nuestra cultura, a la vez que lanza un mensaje contra la discriminación en cualquiera de sus términos (género, orientación sexual, cultural, religiosa, etc.) y para ello se emplean dos de los sistemas simbólicos y estéticos de representación esenciales de la tradición islámica: la vegetación y la caligrafía.
De esta manera, la instalación SOMOS reflexiona sobre como este periodo ha determinado el transcurso de nuestro territorio y de nuestra concepción colectiva como descendientes de grupos étnicos que convivieron en los espacios de nuestra ciudad (árabes, yemeníes, sirios, bereberes, muladíes, judíos, mozárabes, etc.)
Cubriendo la actual lámina de césped del foso con sábanas blancas se pretende evocar el aspecto original del palacio hispano musulmán y de la antigua capital de la Taifa de Saraqusta, conocida popularmente como Al-Madinah al-Bayda, que podemos traducir como “La Ciudad Blanca”, por el brillo del mármol de sus murallas y por la abundancia de sus encalados y enlucidos.
Además, los colores utilizados son especialmente representativos en los territorios donde la población islámica era la mayoritaria, ya que el verde es el color propio del profeta Mahoma y el blanco el color de los Omeya de Damasco y de los Almohades, estando ambas dinastías estrechamente ligadas a nuestro pasado andalusí.
Destacando en color verde, entre las sábanas blancas, se deja ver el césped que nos invita a recorrer un camino que simboliza la historia de todos.
Este camino sinuoso dibuja una línea continua verde que es, a la vez, camino y palabra. Una palabra que construimos en nuestro caminar, pero que nos es difícil leer desde este plano. Será necesario superar el foso, subir a la parte de arriba y recorrer el mismo tramo para poder leer este palíndromo; SOMOS. Una palabra que nos permite descifrar nuestro recorrido, y su simbología, ya sea de derecha a izquierda o a la inversa, haciendo alusión a la escritura árabe y latina y su relación identitaria secular.
La instalación ubicada en el sector meridional del Palacio corresponde a la Edad Media cristiana y ha sido realizada por los alumnos de 1º de bachillerato C del IES Andalán, junto al artista Valentín Silva Bolea y la profesora Mónica Calonge.
El periodo histórico en el que se basa esta instalación comienza entorno al año 1000 d.C en los valles pirenaicos, donde unas pocas tribus cristianas. apoyadas por los reyes francos, emprendieron su lucha armada hacia el sur en un proceso de crecimiento, independencia y alejamiento del poder europeo, arrebatando territorios a Al-Andalús y constituyendo el origen del actual Aragón. Desde entonces hasta prácticamente cinco siglos después, cuando el matrimonio entre Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, dio paso a la unificación de ambas coronas, numerosos monarcas ocuparon el trono de la Corona en una lucha por el poder que comprendió pactos, conflictos y matrimonios a partes iguales, en los que la religión jugó un papel determinante.
Para los alumnos participantes en el proceso, el foso encarna algunos de los valores más negativos de dicha época: las relaciones de vasallaje y soberanía, la imposición de las creencias, el miedo a la intolerancia y, en definitiva, a la muerte. Por eso, frente a esta concepción del foso como lugar donde ahogarse o morir por el ataque de las fieras, la instalación plantea otra visión. Esta consta de más de 3.000 bolsas de plástico llenas de agua cristalina, refleja el cielo al ser vista desde el paso superior y no podría contener un animal más grande que un pez de acuario.
El agua es uno de los elementos más importantes en términos identitarios de Aragón. Del agua del río Aragón tomaron el nombre los primeros señores feudales al discurrir como este hacia las tierras del Ebro. Es por ello que los cierres de las bolsas en rojo y amarillo reflejan sobre el agua las bolsas de los colores de la seña real que constituye nuestra bandera y la de otros territorios que formaron parte de aquella unión política y religiosa.
Ambos elementos, el agua y el pez contienen una fuerte carga simbólica que remite a la dependencia y comunión política entre el poder religioso y territorial. En la Baja Edad Media las imágenes figurativas (prohibidas en el arte islámico, es decir, en el arte del enemigo) inundaban cada momento de la vida (rituales, escudos, arquitecturas, relatos visuales, etc.), ya que eran consideradas fundamentales para expandir la palabra de Dios y para conectar las esferas humana y divina. Sin embargo, el uso de estas imágenes no era siempre el esperado, llegando a ser la causa de otros desenlaces.
El ichtus o ichthys es un símbolo cristiano que nos habla de dichos enlaces, cuando era utilizado como código secreto para identificarse como creyente. La imagen consiste en dos arcos que se intersectan y que representan a un pez aludiendo a la figura de Jesucristo (identificado con dicho animal en varios paisajes bíblicos), así como la persecución que sufrieron los primeros cristianos debido a la intolerancia de la sociedad romana del momento.
Unos siglos después, bajo la ideología de las cruzadas contra el Islam, el Judaísmo y la herejía y con el apoyo ideológico del papado, los reyes aragoneses avanzaron hasta el Levante y el Mediterráneo en su expansión sirviendo a Dios y a los intereses de su representante en la tierra y alcanzando nuevas aguas que supondrían el auge de su poder: el Mar Mediterráneo.
La tercera instalación de nuestro viaje alrededor de la memoria del palacio corresponde al periodo histórico denominado “Edad Moderna” y ha sido desarrollada por los alumnos de 1o de bachillerato C del IES Goya, junto al artista Ion Ander Somovilla y el profesor Alfredo Carrascón.
La Edad Moderna comienza en 1492 y en España suele considerarse acabada en 1808, con la Guerra de la Independencia. Este es un gran momento para el arte en general y para las letras y las artes escénicas en particular, siendo las óperas, las funciones de teatro, los conciertos o las danzas algunas de las expresiones artísticas más accesibles y populares para la población. Por ello, los alumnos decidieron que el medio para la creación de esta instalación fuera el sonoro.
Sin embargo, la situación socio-económica, cultural y política no siempre acompañó a este esplendor cultural, al menos en los antiguos territorios de la Corona de Aragón que vivieron el deterioro, sino la aniquilación de algunas de sus instituciones más emblemáticas. El Palacio de la Aljafería es tal vez el mejor testigo y testimonio de este pasado de luces y sombras, siendo objeto durante esta época de una profunda reconversión que lo transformará en fortaleza militar, sede de la Inquisición y prisión, menoscabando su esencia hasta dejarlo prácticamente en ruinas.
La instalación resulta a primera vista invisible, como las vivencias de todas las personas, colectivos y minorías que, aunque no aparezcan en los libros de Historia, siguen haciendo eco en los grafitis, las melodías, los silencios o los gritos que podemos advertir en espacios como la Torre del Trovador.
Cuando llegamos al sector occidental del foso encontramos un espacio vacío y una estructura monolítica ubicada bajo la Torre del Trovador, escenario y leit motiv de la ópera de Giuseppe Verdi “Il Trovatore” y de la instalación.
“Libranos del silencio” emplea dicha ópera como conductora del sentimiento de la época en el palacio, en concreto el Desertosulla terra del acto I, que acontece en el foso de la misma. Partiendo de la interpretación original del Metropolitan en 1961, el sonido se expande por el espacio del foso expresando el contexto sociocultural de la época y en particular de la Aljafería, que abandona su uso como Palacio (placer) y se convierte en sede de la Inquisición y cárcel (dolor).
La obra interactúa con los visitantes, activándose cuando ellos se salen del recorrido marcado por el camino de adoquines para curiosear el monolito que se ubica bajo la torre.
En ese momento, el sensor, ubicado en el mismo, les hace partícipes de la expresión artística de la época, deformando grotescamente la lírica de Verdi. Si el espectador se acerca todavía más al monolito y lo señala, este castiga al resto de los espectadores, mediante sonidos que representan las angustias sufridas por las personas disidentes del sistema de la época, brutalmente reprimidas por la religión cristiana y el poder monárquico.
Como el recorrido planteado es circular, el viaje acaba con la instalación que el grupo D de 1º de Bachillerato de la Escuela de Artes ha realizado, junto a la artista Eila Siverio y la colaboración de Silvia Guillén e Ignacio Mendiara., para el tramo del foso que se sitúa en la fachada principal.
Formalmente, el inicio de la Edad Contemporánea en España se sitúa en el estallido de la Guerra de la Independencia, aunque en Francia había comenzado ya en 1789 con la Revolución Francesa. Desde entonces hasta nuestros días, la historia comienza un proceso de aceleración que se caracteriza por constantes idas y venidas políticas, guerras, alzamientos, huelgas y revoluciones.
Dentro de este territorio histórico tan amplio y aprovechando la oportunidad de generar una instalación impactante y actual en la fachada principal de las Cortes de Aragón (donde reside el poder democrático) los artistas decidieron realizar una obra que hablara de nuestra propia generación, de nuestros precedentes y sus reivindicaciones y retos.
En este momento donde la ruptura de las disciplinas clásicas y el surgimiento de nuevas técnicas y tecnologías conllevan que todo pueda ser arte si su creador y el número suficiente de público lo convienen, se decidió que el sistema de representación fuese el cuerpo.
Desde mediados de los años 60, una serie de artistas convirtieron sus propios cuerpos en el medio y la herramienta sobre el cual representar e intervenir en la realidad. En base a este espíritu de innovación y experimentación, de ruptura con lo establecido y con los canales del propio arte se ha decidido partir del propio cuerpo para la creación de una instalación que remitiera a todo ello.
Conforme avanzamos en el tiempo y en el arte, este cuerpo individual de artista –o performer- se reconfigura y se convierte en cuerpo social (sustentado en la creación comunitaria) o en cuerpo político (en el contexto de las sociedades de masas y de las dictaduras de los años 60 y 70) para emprender una lucha artística colectiva de acción, agitación y resistencia.
Contracorriente es un homenaje a nuestro tiempo y una invitación a poner el cuerpo frente y en el lugar de la obra de arte. Mediante la instalación de decenas de cuerpos en la lámina del césped se trata de revertir las connotaciones negativas asociadas al foso y reflexionar sobre los valores de una igualdad real en cualquiera de sus términos.
Aquí nuestros cuerpos surcan la democracia, ocupan los espacios públicos, nadan las barreras que nos separan y conquistan juntas sus libertades individuales y colectivas.
Tras la exposición, hemos tenido la oportunidad de compartir unas palabras con la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, que inauguró el proyecto junto al director del proyecto Álvaro Albajez.
Uno de los fines del proyecto ha sido exponer instalaciones artísticas de artistas jóvenes en el foso: un espacio verde, poco utilizado y que se está recuperando para la ciudadanía. Además, la presidenta, nos comunicó que se están poniendo en marcha varios proyectos para promover el uso de espacios urbanos en Zaragoza y llenar de cultura cada rincón de la ciudad.