«ENTRE LO POSIBLE Y LO NECESARIO, ELEGÍ LO NECESARIO» Por Pablo Aylagas

«ENTRE LO POSIBLE Y LO NECESARIO, ELEGÍ LO NECESARIO» Por Pablo Aylagas

Marcelino Camacho y Josefina Samper en una manifestación

El jueves 4 de abril , en los cines Yelmo de Plaza Imperial, tuvo lugar la proyección de Lo posible y lo necesario, un documental sobre la vida de Marcelino Camacho, fundador de Comisiones Obreras y primer secretario general de este sindicato entre 1976 y 1987. Está escrito por Marcel Camacho Samper, Pablo Mínguez y Adolfo Dufour, dirigido por este último y producido por la cooperativa de cine homónima a la película. Se estrenó en septiembre de 2018 en Madrid y posteriormente se hizo un estreno-homenaje en El Burgo de Osma, en Soria, pueblo que vio nacer a Marcelino, para después ir proyectándose en cines de varias ciudades de España.

La pieza narra la vida del líder sindical desde su nacimiento en La Rasa hasta su muerte en 2010, a través de una sucesión de entrevistas a quienes le conocieron y compartieron sus años de lucha con él realizadas por sus hijos, y de fragmentos de otras entrevistas en las que salen hablando tanto él como Josefina Samper, una mujer que entregó su vida también a la lucha sindical, compañera de vida de Marcelino y que tiene una gran presencia en el filme. También se hace hincapié en el proceso de creación de CCOO y en el panorama de la lucha obrera en los años de la dictadura franquista.

Marcelino puño en alto

El protagonista era hijo de ferroviario y tuvo vocación de tal. Su padre estaba afiliado a la UGT de La Rasa, que se autodisolvió como consecuencia de la represión que tuvo lugar tras la Revolución de 1934. Con 16 años, reorganiza la UGT en su pueblo y con 17, se afilia al PCE. Al año siguiente, estalla la Guerra Civil y destaca aquí la anécdota de que un grupo de ferroviarios entre los que se encontraban su padre y él, cortan los raíles para evitar que un tren sublevado llegue hasta Guadalajara. En los últimos días de la guerra fue encarcelado por ser fiel al gobierno de la República en lugar de adherirse al golpe de Casado. Consiguió escapar de la cárcel y a partir de entonces estuvo en distintos campos de trabajos forzados, de los que escapa hasta llegar a Tánger en 1944, de donde tuvo que huir de nuevo para acabar en el exilio en Argelia. Allí conoció a Josefina, con quien se casó en 1948.

En 1957 recibió un indulto y volvió a España con su mujer y sus hijos a una pequeña casa (de su prima) para empezar a trabajar en la fábrica Perkins. Enseguida, se infiltró como enlace sindical en los sindicatos verticales franquistas, desde donde organizó distintas comisiones obreras, en las que intentó concienciar a sus compañeros, hasta que se creó una comisión obrera con intención de permanencia. En 1967, es encarcelado en la cárcel de Carabanchel (barrio en el que él había comprado su casa, sabiendo que acabaría en esa cárcel) por su actividad política y sindical. Durante sus años de cárcel, su familia estuvo recibiendo continuamente amenazas por teléfono y la intimidación y acoso por parte de la policía, pero Josefina Samper supo seguir adelante sin ocultar en ningún momento quién era su marido y haciendo la comida para sus hijos, su marido y los demás presos.

El día en que salió de la cárcel, en su casa, junto a su compañera Josefina

En 1973, fue juzgado por asociación ilícita durante el conocido como proceso 1001, celebrado el mismo día que ETA asesinó al Presidente del Gobierno, Carrero Blanco. Fue condenado a 20 años de cárcel junto a otros 9 líderes del sindicato. En 1976, tras haber muerto el dictador Francisco Franco, se le concedió la amnistía y salió libre. Ahí fue cuando pronunció su famosa frase «ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar». Ese mismo año, Comisiones Obreras se constituye en confederación sindical y Marcelino Camacho es elegido secretario general. En las elecciones generales de 1977 fue elegido diputado por el PCE, siendo reelegido en 1979 hasta 1981, cuando dimitió por sus desavenencias con el ejecutivo del Partido. En las Cortes hizo una gran labor de defensa de los trabajadores.

Desempeñó el cargo de secretario general hasta 1987. A partir de entonces sería Presidente del sindicato, cargo honorífico que le fue dado como figura histórica en el desarrollo de la organización. En 1996, en el VI Congreso, el sector mayoritario oficialista votó en contra de la candidatura a presidente, puesto para el que el sector crítico había propuesto a Marcelino, lo que supuso una auténtica traición. Desde entonces y hasta su fallecimiento en 2010, siguió afiliado a CCOO como pensionista y siguió llevando una vida de lucha junto a Josefina.

El documental, aunque puede resultar un poco largo para aquellos que no muestren un especial interés por la historia del movimiento sindical, es muy interesante y resulta fundamental para conocer a una de las figuras clave en la Transición política a la democracia y para entender una parte de nuestra historia, sin la que hoy no gozaríamos de algunos derechos laborales que vemos como algo natural.

«Marcelino Camacho luchó por reconstruir y dar sentido a un movimiento obrero diezmado y perseguido a uña de caballo por el franquismo”( Manuel Vázquez Montalbán)

CINE CONTRA EL OLVIDO Por Pablo Aylagas

CINE CONTRA EL OLVIDO Por Pablo Aylagas

El jueves 4 de abril en la 2 de Televisión Española se emitió el documental El silencio de otros. Al día siguiente, de casualidad, se proyectó en la Filmoteca de Zaragoza englobado en las II Jornadas Culturales Republicanas, organizadas por el Ateneo Republicano de Zaragoza. A los que no pudimos verlo en la tele, se nos daba la oportunidad de visionarlo.

El documental, dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar y producido por Pedro Almodóvar, con seis años de rodaje, hace un seguimiento de la querella que un grupo de víctimas de la dictadura franquista presentaron en 2010 en Argentina con el fin de que los crímenes de lesa humanidad cometidos por aquellos que formaron parte del aparato represivo de la dictadura fueran investigados para ser identificados como responsables y sancionados. Cuando el juez Baltasar Garzón  intentó llevar a cabo una investigación sobre estos hechos, fue suspendido de sus funciones  por incumplir la Ley de Amnistía de 1977. Esta ley, que supuso un pacto del olvido, y absolvió a los responsables de la represión durante la dictadura, incumple el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que afirma que los crímenes de lesa humanidad no prescriben. En cualquier caso, la suspensión del juez obliga a que la querella se tenga que hacer fuera de España.

Durante la película, se puede ver a distintos querellantes contando su caso ante las cámaras, rompiendo en ocasiones a llorar. Entre estos, destaca un hombre que fue torturado por Antonio González Pacheco (alias «Billy el Niño») y que tiene que soportar vivir a escasos metros de este, quien ha salido impune, y en la C/ General Yagüe (El carnicero de Badajoz), para más inri.

También  aparece una mujer, madre soltera, que fue víctima del robo de su bebé. Al seguir Franco las pautas del «psiquiatra» Antonio Vallejo-Nájera, quien afirmó que los defensores de la República en la Guerra Civil eran portadores de un «gen rojo» y había que separarlos de sus hijos para hacerlo desaparecer, la espeluznante consecuencia fueron los 300.000 casos de niños robados entre 1940 y 1990. Se les decía a las madres que el bebé había fallecido y se les entregaba  a familias ricas.

María Martín

Otro caso es la conmovedora historia de una María Martín, señora mayor que cuenta cómo mataron a su madre y la dejaron en una cuneta, donde ahora hay encima una carretera a la que va a dejar flores, y quien pronuncia una frase que dice así: «Qué injusta es la vida. No, qué injustos somos los seres humanos». Su fallecimiento antes de ser terminado el documental hace que su hija se implique en intentar hacer justicia y enterrar dignamente a su abuela.

Ascensión Mendieta

Por último, destaca el caso de Ascensión Mendieta, otra anciana cuyo único deseo antes de morir es poder enterrar dignamente a su padre, quien está en una fosa común del cementerio tras haber sido asesinado por estar afiliado en la UGT. Ascensión, con ayuda de su hija, participa en la querella y cuando consigue encontrar los restos de su padre rompe a llorar de emoción.

El silencio de otros está premiada con el premio del público a mejor documental en el Festival de Berlín, con el premio cinematográfico José María Forqué a mejor documental y con el Goya a mejor película documental.

Sin duda, es una película estremecedora que clama contra el olvido y en pos de la justicia y la reparación de los que sufrieron en sus carnes el terror de casi 40 años de dictadura, que en absoluto quieren venganza. Es necesaria de ver y desde luego consigue conmover a quien decida hacerlo.

FUIMOS A LA RAE Y NO CREERÁS LO QUE NOS PASÓ Por Gema Gracia y Pablo Aylagas

FUIMOS A LA RAE Y NO CREERÁS LO QUE NOS PASÓ Por Gema Gracia y Pablo Aylagas

Sede de la RAE

En nuestro viaje cultural por Madrid una de las visitas obligada era, por supuesto, la Real Academia Española de la Lengua, situada justo enfrente del Museo del Prado.

La RAE se fundó en Madrid el año 1713, bajo el reinado de Felipe V, inspirada en el modelo de la Academia Francesa y con el propósito, reflejado en sus primeros estatutos, de trabajar al servicio del idioma español. El escudo de la RAE resume en un lema propio de la época sus fines y obligaciones: “Limpia, fija y da esplendor” a la lengua española.

Desde entonces, la institución se ha dedicado a preservar, mediante sus actividades, obras y publicaciones, el buen uso y la unidad de una lengua en permanente evolución y expansión que es patrimonio común de casi 500 millones de hispanohablantes, una aspiración también recogida en sus estatutos vigentes, de 1993.

Sala de juntas

La primera sala que visitamos fue la Sala de Juntas donde se reúnen los académicos. La RAE cuenta en la actualidad con cuarenta y seis plazas de miembros de número que ocupan sillas designadas, en   mayúsculas y en minúsculas, con parte de las letras del alfabeto español.

Los académicos son elegidos, en votación secreta y por mayoría de sufragios, por los propios componentes de la institución, previa propuesta de candidaturas por parte de un grupo de tres de ellos, y a partir del sexto mes desde el fallecimiento del anterior ocupante de la silla correspondiente, por una cuestión de respeto. Las normas electorales están recogidas en los Estatutos de la RAE y en el Reglamento que regula el funcionamiento interno de la corporación.

Los académicos se reúnen en sesión plenaria, presidida por el director, todos los jueves del año, salvo en los períodos de vacaciones. Durante la semana, participan también en distintas comisiones de trabajo que estudian enmiendas y adiciones al Diccionario, así como la marcha de los diferentes proyectos.

Desde su creación, y hasta la fecha, la RAE ha tenido treinta directores. El primero de ellos, de 1713 a 1725, fue Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, en cuya casa estuvo ubicada la sede de la institución. El actual, Darío Villanueva, fue elegido el 11 de diciembre de 2014.

Debido a la extensión del español en la actualidad, la RAE sigue una política panhispánica y tiene en cuenta los distintos dialectos de español que hay por todo el mundo. En 1951 se creó en México la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que agrupa a las veintitrés corporaciones de América, España, Filipinas y Guinea Ecuatorial. Desde su creación, y especialmente en los últimos años, la Asociación ha impulsado una política lingüística que implica la colaboración de todas ellas en las obras y proyectos académicos.

A través de un trabajo de intercambio permanente, las academias de la lengua se ocupan de fijar, mediante diálogo y consenso, la norma común -sobre léxico, gramática y ortografía- para todos los hispanohablantes. La aspiración final es favorecer la unidad de la lengua dentro de la diversidad propia del ámbito hispánico.

Nosotros en las escaleras

A continuación, continuamos subiendo unas escaleras en las que hay unos girasoles de metal que se despliegan únicamente cuando el rey visita la Academia. Proseguimos la visita en la biblioteca, donde  pudimos ver las estanterías donde se encuentran todos los libros que la institución posee, entre ellos las más importantes ediciones de diccionarios.

La Academia ha reunido a lo largo de su historia fondos bibliográficos de gran importancia. Su archivo reúne la documentación generada por la corporación desde el año de su fundación, 1713, hasta la actualidad. En julio de 2016 se puso a disposición de los investigadores una aplicación de consulta de los fondos digitalizados –especialmente buena parte de los documentos del s.XVIII-, que se irá actualizando con nuevas cargas de datos.

Biblioteca de la RAE

La biblioteca cuenta con unos 280000 volúmenes de libros y unas 800 cabeceras de publicaciones periódicas. Entre sus fondos, especialmente dedicados a lingüística y literatura española e hispanoamericana, figuran manuscritos, incunables y primeras ediciones de obras de los principales escritores españoles. Además de los ya mencionados legados de Dámaso Alonso y Antonio Rodríguez Moñino, ambos de gran valor histórico, en 2013 recibió también el legado del académico José Luis Borau.

Por supuesto, no podíamos irnos sin ver las dos bibliotecas que abarcan el legado de dos importantes escritores y miembros de la RAE: Antonio Rodríguez Moñino y Dámaso Alonso.

Legado Rodríguez-Moñino

El legado de Antonio Rodríguez-Moñino y su esposa María Brey está constituido por aproximadamente diecisiete mil volúmenes de la colección cedida a la Academia por disposición testamentaria. Reúne cerca de 2660 documentos manuscritos, desde el siglo xv. Destacan las obras de Enrique de Villena y el cancionero de Barrantes, con textos de Juan de Mena, y el manuscrito de El Buscón de Quevedo (hacia 1624). También se conservan autógrafos de personajes de la vida política y literaria española de los siglos XVII al XIX y abundante documentación histórica, notarial y genealógica. Entre los autógrafos del siglo XX sobresale el manuscrito de Una casa en la arena, de Pablo Neruda (1965).

Legado de Dámaso Alonso

La biblioteca particular del profesor y poeta Dámaso Alonso (1898-1990), cedida a la Academia en 1998 por disposición testamentaria, contiene importantes fondos de filología y literaturas románicas, con el interés añadido de que muchas de las obras incluyen anotaciones del propio escritor, quien dirigió la corporación entre 1968 y 1982. Hay, además, objetos personales (condecoraciones, fotos…), manuscritos autógrafos, abundante documentación y una considerable correspondencia con 2913 escritores e hispanistas. Todos estos materiales quedaron instalados, en octubre de 1998, en una sala especialmente dispuesta para ello por la Academia, inaugurada por los Reyes de España el 10 de noviembre de aquel mismo año. Incluye también un fondo documental con manuscritos autógrafos suyos, abundante documentación personal y profesional, y una rica correspondencia con escritores e hispanistas de reconocido prestigio, en particular con los hombres del 27, con los poetas de postguerra, con los escritores exiliados, o con personalidades destacadas del mundo de la cultura. Además, esta sala es lugar de reunión de diversas comisiones y es el rincón favorito de la mayoría de académicos. De hecho, el director de la RAE eligió esta habitación para ser entrevistado el mismo día que hicimos la visita.

Salón de actos

Por último, nos llevaron al salón de actos, al que se accede desde la biblioteca de Dámaso Alonso. Allí nos explicaron el procedimiento mediante el cual un académico toma posesión de su cargo y la disposición de las autoridades políticas y literarias en el acto. El académico electo «tomará posesión leyendo un discurso en junta pública en el plazo improrrogable de dos años a partir de su elección». Los actos de toma de posesión de los académicos, y la correspondiente lectura y edición del discurso son públicos. Además, el salón es el lugar donde se encuentra un retrato de Don Miguel de Cervantes Saavedra, que llegó a la sede en 1911 y preside la sala bajo el retrato de Felipe V. Tras varios debates, se determinó que se trata de una imitación y no del retrato pintado por Juan de Jáuregui, aunque en 1912 Alejandro Pidal, quien fuera por aquel entonces director de la institución, defendió su autenticidad, y en 1949 Enrique Lafuente Ferrari, historiador del arte, defendió su falsedad.

Como anécdota, merece mención el hecho de que cuando estábamos en las puertas de la RAE unos periodistas de Telecinco nos entrevistaron preguntándonos respecto a nuestra opinión de la introducción de nuevas palabras, y acabamos saliendo en el telediario de esa noche.

Antonio, Pablo e Irene siendo entrevistados