¿Cuál es su cantante favorito o favorita? ¿A qué grupo musical sigue? ¿Canta en la ducha aunque cantar no sea lo suyo? ¿Cuál es el último vídeo musical que ha visto en Youtube? ¿A cuántas personas ve en el tranvía, el autobús o por la calle que van con auriculares (seguramente escuchando música)?
La música está tan integrada en nuestra vida que, en muchas ocasiones, no somos conscientes de que es un instrumento con el que se influye en las personas, ya sea de forma intencionada o no. Por ejemplo, en algunos hospitales españoles se está usando la musicoterapia como parte del tratamiento de los pacientes, y con resultados positivos más que evidentes. En las grandes superficies comerciales, bajo el lema “El sonido del silencio es una oportunidad de venta desaprovechada”, se utiliza la música para influir en el comportamiento de las personas: si la música suena a un ritmo más lento, se compra más; si la música es de discoteca se compra más ropa de colores llamativos y si la música es rápida y está alta se compran artículos baratos más fácilmente, porque se dedica menos tiempo a examinar la calidad de lo que compran. Aunque pueda parecer increíble, en los restaurantes de comida rápida, la música que escucha suena a un ritmo muy rápido, porque así aumenta la velocidad a la que mastica.
Llegados a este punto, me surge una pregunta: la música ¿es también un instrumento con el que un hombre puede acosar a una mujer? ¿Es sólo la melodía o el ritmo de una canción lo que nos gusta o también prestamos atención a la letra? ¿Somos conscientes del lenguaje que se utiliza en algunas canciones?
Acoso, según la Real Academia Española de la Lengua, se define como acción y efecto de acosar, esto es, apremiar de forma insistente a alguien con molestias o requerimientos. ¿No es una molestia para una mujer escuchar la letra de algunas canciones? ¿Es exagerado pensar que el lenguaje usado en algunas canciones es una forma de acoso hacia la mujer? ¿Por qué la mayoría de estas letras son cantadas por hombres? ¿Se puede afirmar que estos hombres, a través de la música, perpetúan una cultura machista?
Veamos algunos ejemplos. En “Cuatro babys” de Maluma se dice: “Estoy enamorado de cuatro babys. Siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero”; en “I used to love her” de Guns N’Roses: “La amaba, pero tuve que matarla, tuve que ponerla seis pies bajo tierra, y todavía puedo oírla quejarse”; en “Labios tatuados” del rapero español Costa: “La pego y la araño en el club o el baño. No voy a dejar de darte hasta que te haga daño” y en “Animals” de Maroon 5 se habla de “cazar a la mujer y comérsela como un animal”.
Incluso en inocentes canciones infantiles podemos encontrar ejemplos. La canción de Los Payasos de la tele “Los días de la semana” dice: “Lunes antes de almorzar una niña fue a jugar pero no pudo jugar porque tenía que planchar”.
También algunas cantantes femeninas han sido criticadas por la letra de alguna de sus canciones. Es el caso de Nicki Minaj en “Hey Mama” que canta “Sí, yo hago la comida; sí, yo limpio” o “Sí, tú eres el jefe y sí, y yo lo respeto” o de Taylor Swift en “Better than Revenge”, canción en la que Taylor lucha con otra mujer por el mismo hombre y la describe así: “ Ella no es una santa y no es lo que piensas, es una actriz, pero es más conocida por las cosas que hace sobre el colchón”. Y ¿qué les parece el siguiente diálogo entre Jesse Joy y Alejandro Sanz en “No soy una de esas”: «¡Ay!, ¡ay!, mejor doy un paso atrás. A lo mejor es muy tarde para echarte atrás. ¡Ay!, ¡ay!, aunque me interesa no soy una de esas que tan fácilmente se deja enredar».
Y ¿qué ocurre con el reggaetón? Está considerado por muchas personas como el género musical más machista que existe. Esto no se debe a que sus letras sean más acosadoras o machistas que otras; se debe, sobre todo, a la gran cantidad de cantantes y grupos latinos con estas letras: Maluma, Luis Fonsi, J. Balvin, Bad Bunny, Joey Montana, Ozuna, Daddy Yankee, Cali y el Dandee…
Con estos ejemplos, para mí, queda claro que el lenguaje sexista de algunas canciones es una forma de acoso hacia la mujer, una manera de perpetuar los roles que hombres y mujeres tienen en la sociedad, de ver a la mujer como un objeto, sobre todo sexual, y sometida al hombre.
Sin embargo y pese a que muchas canciones y artistas utilizan lenguajes sexistas, no sería justo afirmar que todas las canciones impliquen que se acose a una mujer. Hoy en día, la música también está siendo un instrumento de lucha contra el acoso, contra la cultura machista predominante en nuestra sociedad, contra la desigualdad entre mujeres y hombres. Jennifer López, por ejemplo, en su canción “Ain’t your mama” denuncia los estereotipos de género en la sociedad diciendo “No voy a cocinarte todo el día, no soy tu madre, no lavaré tu ropa, no soy tu madre… ¿Cuándo te harás cargo de tus cosas?”. Por su parte, Aitana y Ana Guerra en el vídeo de su canción “Lo malo” alcanzó en veinticuatro horas un millón y medio de visualizaciones en Youtube y su mensaje feminista fue utilizado en pancartas por las mujeres que se manifestaron en España durante el paro internacional de mujeres de 2018. Por último, Rozalén en su canción “Puerta Violeta” canta la historia de una mujer que escapa de su agresor a través de la puerta violeta (que es una metáfora sobre la expresión “gafas violetas” que es utilizada cuando se aprende a ver lo que te rodea con perspectiva de género).
Que la música sea, pues, un instrumento para el cambio de nuestra sociedad. No lo olviden cuando escuchen música mientras viajan, trabajan, se divierten o se relajan.