El acoso es uno de los problemas más evidentes de nuestra sociedad. El bullying ha pasado fronteras y no distingue raza, religión, edad u orientación sexual. El problema son esas personas que se creen superiores y se aprovechan de miles de adolescentes y niños que pasan una dura etapa infernal, y en muchos casos solos, sin nadie a quien poder recurrir, debido al miedo a que su acosador les pueda hacer algo. Este problema está afectando cada vez a más temprana edad.
El bullying ha existido siempre, y en mayor o menor medida se sigue dando en las instituciones educativas. Aunque el término bullying no se encuentra en la RAE entendemos que se refiere a un acoso escolar, ya sea de forma física, verbal o psicológica, que se produce entre alumnos y en muchos casos de forma continua durante un largo periodo de tiempo. El término bullying fue utilizado por primera vez en la década de los 70 por el psicólogo Dan Olweus, para nombrar este fenómeno que se daba en las escuelas escandinavas.
Cuando se habla de bullying hay dos claros perfiles: el acosador y el acosado. En el primer caso, se muestran una serie de características que se repiten en la mayoría de los casos. El acosador es una persona que necesita tener el dominio de todo, tiene que sentirse reconocido y poderoso. No suele tener muchos amigos y no muestra mucha empatía. Su conducta en la mayoría de los casos viene de casa donde hay problemas de violencia. Por otra parte, el acosado suele ser una persona sumisa, con baja autoestima y sin ningún tipo de seguridad personal. Suele ser una persona muy apegada a su familia y en muchos casos es “diferente” al resto de compañeros de clase. Otro factor importante es el resto de compañeros que ejercen de espectadores pasivos, ya que si al ver una agresión lo dicen ayudan mucho a la víctima, que normalmente no se puede defender sola.
Según una encuesta que realizó el periódico El País, alguno de los motivos más repetidos son sus gustos, su orientación sexual, su color de piel, cultura, religión o sus características físicas, aunque aparece con 5 puntos de diferencia el principal motivo por el que se hace bullying; simplemente un “no lo sé”.
En algunos casos extremos, el acosador no es castigado de ninguna forma, pero la sensación de un niño no es la misma que la de un adulto, no se perciben las cosas ni los insultos igual con 9 años.
No sería la primera vez escuchar en boca de alguien hacia un acosado que no es para tanto, seguro que exagera. Esa exageración se ha cobrado muchas víctimas, tanto por suicidios como por acosados que lo único que querían era venganza. Aquí podemos recordar la masacre en una escuela secundaria de Columbine, Colorado, EE.UU. en 1999, en la que dos alumnos del colegio que habían sido víctimas de acoso constantes durante varios cursos por parte de sus compañeros de colegio, planificaron cómo asesinar al mayor número de alumnos y profesores, dejando unos datos de 15 muertos, incluidos los asesinos que se quitaron la vida tras la masacre, y 25 heridos. Hace pocos días vi un vídeo de un chico francés, Charlie, de tan solo 7 años en el que decía que no quería seguir viviendo, solo quería encontrarse con Dios para que el otro niño le dejase de pegar. Se me rompe el corazón al pensar que un niño que debería ser feliz en su infancia, lo único en lo que puede pensar es en morirse debido al acoso que sufre. Y es que es eso, el acoso es destrucción.
Vivimos en mundo superficial donde lo más importante son las apariencias, por lo que creo con firmeza que la solución a este problema se encuentra en la educación de los más pequeños. A los niños hay que educarlos en el respeto y en la tolerancia, en la diversidad, hay que enseñarles que ser distinto no es malo y sabiendo ver no solo lo externo de las personas.
La mente de los niños es un lienzo en blanco que se va llenando de colores por cada experiencia que vive y por cada sensación que percibe. Todos juntos podemos hacer que ese lienzo este manchado por vivos colores y no por un triste negro. El pintar vivazmente ese lienzo es nuestra responsabilidad. El bullying es responsabilidad de todos.