“COMUNISMO O LIBERTAD” O “ESTOY ORGULLOSO DE PERTENECER A UNO DE LOS DOS BANDOS DE LA GUERRA CIVIL” ; PARTIDOS QUE RECIBEN PEDRADAS EN MÍTINES Y POLÍTICOS QUE RECIBEN BALAS Y AMENAZAS POR CARTA. ESTO ES UNA MUESTRA MUY CLARA DE LA SITUACIÓN DE POLARIZACIÓN A LA QUE NOS ENFRENTAMOS Y QUE HACE PENSAR QUE ESTAMOS EN 1936 MÁS QUE EN 2021.
Si seguimos por estos derroteros y volviendo a las dos Españas llegaremos a un punto de no retorno. La única solución para evitar todo esto es un centro fuerte para evitar apoyarse en formaciones que favorecen este clima de confrontación.
No es fácil ser de centro en España. Pese a que los primeros años de la Transición, tuvieron un gobierno liderado por la UCD, pronto el proyecto fue engullido por lo que serían los grandes partidos del bipartidismo. Sin embargo, en 2015 UPyD irrumpió con 5 escaños en el Congreso. Parece una cifra insignificante, pero fue un auténtico hito para un partido de centro sin apenas cobertura mediática. A partir del 2016, UPyD se vio eclipsado por la entrada de Ciudadanos en el Congreso tras unos históricos resultados en Cataluña. Ciudadanos fue creciendo progresivamente alcanzándo los 57 diputados en abril de 2019 para perder 47 de ellos en noviembre del mismo año.
Está claro que el centro está en crisis, ya que el único partido que se acerca a una postura más centrada en el espectro político está en peligro de desaparecer. El resultado de las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid evidencian el fracaso del centro hoy en día. Ha triunfado la división y la polarización en una campaña donde casi todos los partidos se ha dedicado a hacer elegir a los madrileños en dos bandos como si fueran borregos. Mientras tanto el único partido que se apartó de esta dinámica, ha perdido 26 escaños y se ha quedado sin representación. Pese a los recientes cambios en la ejecutiva y en el rumbo del partido, Ciudadanos ha cometido errores muy graves que le han alejado del centro y mandado a miles de votantes a la abstención y que siguen castigándole. Un partido de centro no puede vetar a uno de los partidos de los que pretende hacer de bisagra ni aspirar a convertirse la marca blanca del otro. Sin embargo, no se trata de la reivindicación de la desaparición de un partido, sino de la reivindicación de un espacio político más necesario que nunca, vista la crispación actual. Es una incógnita si Inés Arrimadas y los suyos volverán a remontar el vuelo o no, pero lo que está cada vez más claro es que es necesario un partido en el que PP y PSOE se apoyen para gobernar sin depender de los partidos que están en el extremo del espectro político.
El mensaje del centro tiene que ser muy claro en esta España en creciente división donde cualquier postura que salga de la dicotomía izquierda-derecha es tildada de veletismo. El centrismo debe representar a esa Tercera España de Chaves Nogales y ser sinónimo de concordia, unión y pragmatismo a la hora de gobernar y pactar. Además, tiene que acabar con esa doble vara de medir que estamos viendo estas semanas, en las que tenemos a algunos partidos justificando la violencia contra otras formaciones mientras reclaman que se condene la que sufren ellos. La violencia nunca es justificable en una democracia. Ante todo, debe ser útil y llegar a acuerdos, porque un centro inútil para los ciudadanos no es centro. Un partido de centro debe conjugar lo mejor de la izquierda y la derecha para superar las trincheras y recuperar esa España de la Transición llegando a pactos transversales.
Durante décadas de bipartidismo se ha demandado un partido de centro que cambiara el sistema por completo y que acabara con el inmovilismo del PP y el PSOE, para que llegaran a acuerdos y dejaran de ver lo mal que lo hacía el otro esperando su turno para gobernar. En un escenario multipartidista como el actual, el centro es, si cabe, más necesario todavía. Si no hay un partido de centro en el que los “viejos partidos” se puedan apoyar, todos los gobiernos, tanto de un color como de otro, acabaran dependiendo de los extremos. Esto significa que la polarización aumentará todavía más y volveremos a la España de dos bandos cada vez más marcados. Como sociedad no podemos volver a cometer los mismos errores que cometimos en los años 30, por eso es importante un centro político que huya de toda confrontación y apueste por la convivencia dedicándose a acabar con esta división que tanto daño ha hecho en España durante años.