Encontrar una foto de Einstein en la que no parezca el típico científico loco de las películas es complicado. Seguramente haya sido su reconocido y curioso físico el que haya inspirado a los creadores de esos personajes. Sin embargo, no cabe duda que Albert Einstein es mucho más que un señor canoso con bigote y pelo largo y alborotado.
Este hombre, que tiene la nacionalidad alemana, suiza y estadounidense (debido a sus raíces judías y a los tiempos de inestabilidad política que le tocó vivir), es considerado el científico más conocido e importante del siglo XX por sus grandes aportaciones al mundo de la ciencia, que no se puede concebir sin su figura. Así que espero que este texto esté a la altura de semejante genio.
Albert Einstein nació en el seno de una familia judía en 1889, en la ciudad alemana de Ulm, al este de la Alemania actual, pero se mudó un año más tarde a Múnich, donde vivió hasta los catorce años.
Al contrario de su hermana mayor, Einstein fue un chico que no solía relacionarse con chicos de su edad y al que le interesaban las asignaturas de ciencias. No empezó a hablar hasta los tres años, por lo que, sus padres creyeron que podría tener algún desarrollo intelectual lento, aunque después ocurrió todo lo contrario.
Como excusa a su lento desarrollo Einstein citó esta célebre frase: <un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor>.
Os parecerá mentira, pero Einstein para acceder al Instituto politécnico de Zúrich tuvo que repetir el examen al año siguiente ya que había suspendido la asignatura de letras. Se nota que lo suyo eran solo las ciencias… Así que, no pierdas la esperanza, aunque suspendas, siempre puedes acabar siendo un Einstein.
En 1905 cuando era un joven físico, empleado de la oficina de patentes de Berna, publicó una teoría de la relatividad espacial; de esta teoría surgió la famosa ecuación de la equivalencia de la masa energía que solo entendía él y unos cuántos más. Estos descubrimientos le valieron para ser profesor de Física en la universidad de Berna, Suiza.
Unos cuantos años después publicó una actualización de la teoría de la relatividad general en la que formulaba el concepto de gravedad, eso que nos mantiene los pies en la tierra, literalmente.
Fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1921 gracias a unos trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico. Además, fue premiado con numerosas medallas y premios ¡Y no es para menos después de tanto curro!
La vida de este «crack» acabó en Estados Unidos en 1915, a la edad de 75 años, a causa de una hemorragia interna (que yo creo que fue causada por haber estado pensando durante tanto tiempo).