Según la RAE (La Real Academia de Española) un estudiante es aquel que estudia o que cursa estudios en un establecimiento de enseñanza. Eestos centros se remontan a Platón, precursor de la actual educación universal. Por ello, podríamos decir que la educación es un bien muy preciado y que permite a la sociedad entender el mundo que le rodea y crecer en un ambiente de respeto y comunidad, que desgraciadamente no se cumple siempre. Pero nosotras creemos que este concepto de va más allá, hay elementos implícitos que realmente nunca nos planteamos como deberíamos.
En España el concepto de estudiante abarca desde los 3 años hasta los 16, pero la idea de adolescente abarca desde los 13 años hasta los 16-17 años, por lo que se extiende durante casi toda la etapa de enseñanza obligatoria. En este momento de la vida del estudiante surgen muchísimos cambios tanto físicos como psicológicos; pasando a tener una mayor consciencia del mundo que le rodea, lo que se suma la cantidad de materia que se tiene que estudiar en estos años y la falta de tiempo libre. Por lo que se podría decir que las personas empiezan a verse involucradas en situaciones nuevas que desencadenan sentimientos que no saben cómo gestionar, desarrollando algunas veces estrés, debido a que en esta sociedad de «la inmediatez» no se nos ha enseñado gestionarlo, agravado a que de pequeños, por lo general, se nos sobreprotege del mundo externo, hecho que va en aumento.
El ansia de comerse el mundo por parte de los adolescentes sumado a la frustración de la sensación de nunca librarse de sus cadenas saca de las algunas personas lo peor, como: el abandono escolar, el mal genio, estar siempre enfadado y pensar que sus enemigos son sus padres. Pero si, esto es algo que nos ha pasado todxs ¿Por qué no se hace un ejercicio de reflexión de que está fallando? pero sobre todo ¿por qué cree el mundo que poner al alumnado en sitaciones de estrés máximo es positivo para su salud y para la sociedad? ¿acaso nos creen super-humanos?
Pero… ¿qué es el estrés?
El estrés es un conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos repetidos tanto del mundo exterior como del interior.
Cuenta con una serie de fases. La primera es la fase de alarma, donde el cerebro, envía señales que activan la secreción de hormonas, que mediante una reacción en cadena provocan diferentes reacciones en el organismo, como tensión muscular, agudización de los sentidos, aumento en la frecuencia e intensidad de los latidos del corazón. Luego, pasaríamos a la fase de adaptación, también llamada de resistencia, que es cuando se mantiene la situación de alerta, sin que exista relajación. El organismo intenta retornar a su estado normal, y se vuelve a producir una nueva respuesta fisiológica, manteniendo las hormonas en situación de alerta permanente. Finalmente, aparece la fase de agotamiento, que se da cuando el estrés se convierte en crónico, y se mantiene durante un período de tiempo que varía en función de cada individuo. Esta fase provoca debilidad, se descansa mal y aparece sensación de angustia.
En condiciones apropiadas, y a corto plazo, los cambios provocados resultan beneficiosos, como por ejemplo durante un incendio, o el ataque de un animal. Algunas personas llegan a desarrollar en situaciones de peligro habilidades que no podrían haber imaginado. Los síntomas del estrés desaparecen cuando el episodio concluye. Si el estrés se prolonga excesivamente, los recursos del organismo se agotan y la persona desarrolla formas negativas que no permitirán una adaptación adecuada a las situaciones que la persona tenga que afrontar.
Es fundamental que aprendamos a identificar cuándo tenemos estrés, ya que puede que tengamos los síntomas, pero no sepamos identificar el problema. Por lo general, no se les da mucha importancia y están demasiado normalizados; y aunque supiéramos identificarlo, no nos han dado las herramientas para afrontarlo en este mundo de la inmediatez. Aún con todo, si sospechas o sabes que tienes estrés, acude a un especialista, porque, aunque lo hayamos normalizado, el estrés es algo muy serio.