HOY SE HABLA DE SEXO, SÍ. ¿QUÉ PASA? POR Andrea Ortega e Irene Cortés

 A pesar de la concienciación por gran parte del sector adolescente actual  acerca de la sexualidad, persiste la idea de que el sexo sigue siendo un tema tabú entre padres e hijos. Para reflexionar sobre este y otros asuntos, charlamos con  Estefanía Saéz Sesma, que imparte en nuestro centro un programa de orientación sexual.

 

LV: ¿Qué consejo les podrías dar a los padres sobre cómo introducir o tratar el tema con sus hijos e hijas?

E: Como padres,  muchas veces me trasladan sus dudas y sus inquietudes de cómo hablar con sus hijos sobre temas relacionados con la sexualidad. Ellos, como generación, salvo pequeñas excepciones, no han tenido referentes dialogantes y eso les hace sentirse temerosos a veces y otras veces “perdidos”, pero ante todo, la gran mayoría de las familias expresan su deseo de manejar el tema con sus hijos con normalidad.

Lo más recomendable sería aprovechar momentos cotidianos, no esperar “charlas excepcionales”, sino que, desde el día a día, a partir de hechos diarios, manifestar sus opiniones, las expectativas que tienen para con sus hijos, sus deseos, sus inquietudes, y porque no, también sus temores.

Se trata de normalizar un diálogo de una dimensión humana, que no es otra que la sexualidad de todos, incluidos sus hijos.

 

LV: ¿Por qué crees que está mal visto hablar del “sexo” en un ambiente distendido si es una actividad natural como cualquier otra?

E: Creo que más que mal visto, genera dudas y temores por dar lugar a malentendidos. Muchas veces, las familias son las primeras que expresan su deseo de manifestar sus opiniones; pero por diversos motivos, muchas veces ajenos a ellos, se sienten poco “aptos” para hacerlo

Lo cierto es que poco a poco esta realidad va cambiando, y nuestro contacto con las familias, con sus hijos, y sus entornos más cercanos nos hacen ser optimistas ante los cambios sociales que se están produciendo.

LV: ¿Consideras que ha cambiado en gran medida el significado que tiene para los jóvenes actualmente dicha palabra?

E: Creo que la generación que hoy encontramos en las aulas es mucho más abierta y expresiva que las anteriores. Lo cierto es que reciben nuestras intervenciones sobre Educación Sexual con gran motivación, viendo en ellas un modo para expresarse, vivirse y aceptarse dentro de la diversidad que nos conforma a todos.

LV: ¿Cómo crees que podría cambiarse este rol social de secretismo sobre todo lo relacionado con ello?

E: Poco a poco ese secretismo, esa invisibilidad va dejando paso a una naturalidad de expresión que favorece a todos. Se trata de generar roles sociales flexibles donde todos quepamos, donde no haya un modo “correcto” y otros “silenciados”, sino que haya tantas sexualidades como personas, tantas vivencias como individuos.

Desde la amplitud de modelos y  la flexibilidad de roles, el avance social permitirá que todas las personas se vivan positivamente, entendiendo la individualización de la sexualidad, y la riqueza de la diversidad.

 

LV: ¿En qué porcentaje crees que puede ser la falta comunicación en cuestiones sexuales el detonante de la ruptura de una relación?

E: La comunicación entre las parejas es un elemento clave en el éxito de las mismas. Muchas veces las parejas se mueven desde esquemas de “adivinación”, creen que el otro o la otra, si me quiere debe saber lo que yo deseo, o espero de mi relación; pero lo cierto es que no es así.

Nuestra experiencia, tanto en el aula como en la consulta, nos hace ver que aquellas parejas que se mueven con esquemas comunicativos explícitos, que son capaces de expresar lo que esperan del otro o de la otra, que son capaces de “negociar” en sus relaciones tienen un pronóstico más positivo y unas vivencias de sus relaciones más satisfactorio.

LV: ¿Cuál crees que es la fuente de la que deberíamos obtener información sobre este tema: padres, sexólogos, amigos, Internet..?

E: Creo que no hay un único elemento que deba tener la exclusividad en la formación de los jóvenes. La cooperación de todos, cada uno en la proporción adecuada, sería la receta perfecta.

No podemos olvidar que las familias son los grandes protagonistas en la educación de sus hijos, pero otros agentes, como los profesionales de la sexología pueden ejercer un papel crucial, siempre desde la colaboración.

Los amigos siempre han sido un agente educativo importante, pero debemos asumir que pese a que en la adolescencia se les da un papel muy relevante, son un agente más… no los únicos.

A todo lo anterior también se unen avances tecnológicos que no hay que desdeñar. No se trata de demonizar a Internet, pero sí que hay que enseñar que todo lo que está en la red no debe ser tomado como válido, que lo que muchas veces leemos debe ser reflexionado y cuestionado.

Por todo ello creo que es un trabajo de todos. La sinergia de todos estos agentes puede dar lugar a grandes resultados; pero siempre desde la reflexión y el análisis razonado y razonable de la información que actualmente nos bombardea.

 

LV: ¿Cómo crees que se pueden vencer los estereotipos acerca de las relaciones entre heterosexuales y homosexuales?

E: Los estereotipos parten del desconocimiento, del temor, de los prejuicios… la mejor manera de superarlos es desde el conocimiento. Desde la manifestación natural de la realidad que nos conforma.

No se trata de comparar, porque todas las relaciones, sean de la orientación sexual que sean, son diferentes.

Cada relación y cada pareja, la conforman dos individuos únicos e irrepetibles. Que al margen de su sexo, y por lo tanto de su orientación, forman un proyecto vital único que debe superar ideas preconcebidas y modelos basados en los prejuicios.

La mejor manera de superarlos es el conocimiento y el entendimiento.

LV: ¿Crees que el fácil acceso de los jóvenes a la pornografía hace que tengan una idea equivocada de este momento?

E: Actualmente la pornografía nos rodea. No es necesario buscar productos pornográficos para que estén a nuestro alrededor: en grupos de whatsapps, en publicidad en internet, en series de televisión…

Además la gran mayoría de los productos pornográficos que nos rodean mezclan las relaciones sexuales con otros ingredientes realmente preocupantes: la violencia, el modelo de mujer “objeto”, la sexualidad resolutiva y genital, los modelos estéticos exagerados…

Lo peligroso es que la pornografía se convierta en un elemento “educativo” en nuestros jóvenes; y centren sus expectativas y sus ideas en base a ella.

Debemos educar a diferenciar la ficción (la pornografía) de la realidad (la sexualidad); ya que si no estaremos creando una generación de jóvenes, no solamente desvinculada de la realidad, sino frustrada, con ideales inalcanzables y abocada a grandes conflictos tanto personales como relacionales.

LV: ¿Cómo crees que presiona la sociedad a los jóvenes para incentivarlos a tener relaciones sexuales? ¿Crees que se ven demasiado presionados por su grupo de amigos?

E: Siempre creemos que los cambios sociales y generacionales van de lo bueno a lo malo, o de lo malo a lo bueno… pero esto no siempre es cierto.

Actualmente, y comparando a esta generación de jóvenes con sus padres, las cosas han variado mucho, pero no siempre para mejor.

Actualmente, debido a diversos motivos, los jóvenes están muy presionados en todos los aspectos, incluidos aquellos que se refieren a su sexualidad. Parece que a determinadas edades, hay que hacer determinadas cosas… lo cual genera presión pero también poca reflexión, asumiendo que es “normal”.

Con nuestro trabajo en el aula, intentamos individualizar los deseos y las conductas. Ayudar a los jóvenes a reflexionar sobre si de verdad ¿todos deseamos lo mismo y en el mismo momento? ¿de verdad si no haces “algo” te quedas atrás?

La inercia del grupo es poderosa, pero mucho más la reflexión y el crecimiento personal si este se fomenta y se motiva.

 

Desde La Voz del Élaios y particularmente las autoras de este artículo Irene Cortés y Andrea Ortega agradecemos la colaboración de  Estefanía Sáez Sesma, que ha expuesto de forma clara y concisa su opinión sobre un tema delicado de actualidad.