LA TAUROMAQUIA ESTÁ EN EL OJO DEL HURACÁN. ARTE O BARBARIE por Félix Serna Calvo.

Tortura, ensañamiento o crueldad son algunos de los rasgos que se pueden apreciar en la tauromaquia, lo que, desgraciadamente, aún no ha provocado su desaparición.

Es en estos grotescos, a la par que deleznables espectáculos donde mejor se puede ver la arrogancia del género humano: los espectadores disfrutan de la muerte de un ser considerado inferior, como todos los que no son como ellos, pero luego condenan escandalizados, por ejemplo, un festival tradicional chino en el que se sacrifican miles de perros para su posterior consumo. ¿Es posible mayor hipocresía?

Sabemos que esta costumbre tan española se remonta a la Edad Media, época bárbara y oscura donde las haya, lo que nos permite comprender su celebración. Sin embargo, debería ser impensable mantenerla en una sociedad que presume de ser tan avanzada como la nuestra.

Por otro lado, nunca falta el defensor convencido de este «noble arte», que esgrime como tesis que se trata de una tradición típicamente española, y que costumbres tan arraigadas no deben suprimirse, pues conforman nuestra identidad.Del mismo modo, habría que permitir cualquier tradición, aunque vulnerara los derechos humanos.

En definitiva, el toreo cuenta hoy en día con muchos adeptos a pesar de su irracionalidad. ¿Tradición o modernidad? La polémica está servida.

FÉLIX SERNA CALVO.  2º DE BACHILLERATO.

«LA IDENTIDAD SEXUAL NO TE CONVIERTE EN MEJOR O PEOR PERSONA» Por Irene Marín.

La identidad sexual en la actualidad es un tema que todavía es polémico y no se ha aceptado completamente en la sociedad. Aún hay muchas personas, homosexuales principalmente, que sufren acoso, chantaje, burla y rechazo solamente por su identidad u orientación sexual.

Valkiria, de David Lozano, novela en la que los personajes sufren diferentes tipos de chantajes.

Por ejemplo, como bien explica el escritor David Lozano en su novela Valkiria, el personaje de Pedro es chantajeado con obedecer a Odín para mantener a sus padres al margen de su secreto: el hecho de ser gay.

La principal causa de rechazo por parte de otras personas es ser educado en el pensamiento de que ser distinto a ser heteroxesual ya define a una persona como alguien diferente;  algunos creen que, incluso enfermo, y otros van más lejos, ni siquiera persona. Los padres son la primera fuente educativa de los niños; si se les enseña a los hijos que ser homosexual, bisexual, transexual o intersexual es algo malo, cuando el niño o niña crezca y descubra que es cualquiera de las opciones, se va a sentir muy inseguro en el momento de demostrar quién es.

En mi humilde opinión, creo que no importa realmente el tipo de identidad sexual de cada persona, eso no lo convierte en mejor o peor, en menos ni en más persona de lo que es, simplemente demuestra cómo es su personalidad, lo que le hace ser como es. Hay que respetar a cada quien con sus gustos y y elecciones, porque nadie puede obligar a nadie a ser como quiera.

Además, el mero hecho de ser gay, lesbiana, hetero, bi, etc. nunca debería ser motivo de chantaje emocional, ni desprecio verbal, ni daño físico, lo mismo que pasa con el resto de discriminaciones existentes.

IRENE MARÍN. 4ºESO

LA OBSESIÓN ENFERMIZA EN «VALKIRIA» Por Javier Salvatierra.

Cuando nos ocurren desgracias o tenemos frustraciones, no debemos dejar que esos sentimientos se acumulen y nos provoquen otros peores como la venganza. No podemos obsesionarnos con ello.

Por ejemplo, en la novela Valkiria del escritor aragonés David Lozano, Compu era un estudiante aparentemente normal, que estaba enamorado de su amiga Vega. Pero eso cambia cuando ella besa a otras personas y él no dice lo que siente al respecto. Le hace sentir vacío, como si todos pudieran hacer feliz a su amada, menos él. Aquello provoca una frustración, y la obsesión enfermiza viene después, convirtiéndola en un sentimiento de sanguinaria venganza que no hace más que acabar incluso con su vida.

Por eso, si trasladamos la anédota a la realidad, comprobamos que obsesionarnos con nuestro dolor y con quien o lo que lo produce, no nos proporciona nada bueno. Al final, sólo destruimos vidas; no solo las de los demás, también las nuestras.

En conclusión, debemos aceptar nuestros fallos, las desgracias… y luchar por solucionarlas o librarnos de ellas, para no volver a pensar en ellas más.

JAVIER SALVATIERRA. 4ºESO