«No insistía SUFICIENTEMENTE en venderme el vino de la bodega de su pueblo» , declaraba Eustaquio Osma
Esta mañana, en el Tribunal Supremo, se ha llevado a cabo el juicio del «Caso Cuñi». Eustaquio Osma (un cuñao), cuñao de Fabricio Cárdenas (otro cuñao), acusaba a este último (Fabricio Cárdenas, por si ustedes, los lectores, se han perdido como consecuencia de la complejidad del caso) de no cumplir con sus funciones social-familiar-recomendacional de seguros/andamios/vanguardismos/operadoras/bodegas/concesionarios-discutipolíticas de cuñao (Eustaquio a Fabricio).
Eustaquio Osma (el cuñao) ha declarado que entiende como funciones de cuñado recomendarle lo último de Bertín Osborne, venderle vino riojano pasao más de lo que un vino se pudiere permitir, ofertarle teles, coches, estufas y/o cortauñas a mitad de precio, hacerle spolinerrs de series rancias (como Servir y Cortejar, Acacias212, El Secreto de Puente Medianamente Nuevo o Centro Medicinal). «No lograba dormirme en las cenas de Navidad, ya que sus conversaciones no eran lo suficientemente aburridas, siempre me quedaba enganchado, como si de una serie con spleifers de calidad Netflix-HBO-ClanTV-KGB-Canal Cocina se tratase», alegaba Eustaquio Osma (el cuñao). «Me llegó a decir que estaba mal que Hora Punta fuese tan largo y cansino, y nunca ha estado interesado en contarme alguna peripecia de El Hormiguero, llegando a decir que le parecía heteropatriarcal», nos contaba de nuevo Eustaquio Osma (el cuñao) a las puertas del Tribunal Supremo (donde se celebraba el juicio, por si se han vuelto a desorientar en esta trama con tantos giros argumentales y de guión inesperados e inoportunos).
«Comprendo que me haya denunciado. He mirado en Internet y he visto que no estoy haciendo las cosas bien», confiesa Fabricio Cárdenas, poco antes de comenzar el juicio.
Ahora nos movemos para hablar con el acusado Fabricio Cárdenas (el cuñao). Según nos comentaba Fabricio Cárdenas (el cuñao), se arrepiente de no haber cumplido con susodichas funciones. «Contraté al abogado que me recomendó mi cuñao. Me dijo que me hacía precio amigo. Así seguro que perderé el caso sin ningún problema», nos sorprendía Fabricio Cárdenas (el cuñao).
«Se levanta la sesión, que me apetece un bocata de tortilla» dictaminaba el juez, tras once minutos de sesión.
El juicio del «Caso Cuñi», que probablemente haya sido el caso mejor acuñado llevado a cabo en estas salas, nos ha traído grandes sorpresas. ¡WARNIN, SPIOLLERS AJEAD!
La primera fue que el letrado Eustaquio Cárdenas resultaba ser el cuñao del juez Fabricio Osma. Se adjudicó así para que el caso se pudiese llevar con la mayor profesionalidad posible. Poco después de dar comienzo el juicio, Eustaquio Cárdenas [el letrado (el cuñao)] solicitó una pequeña pausa, ya que se acordó de una oferta automovilística que necesitaba comentar, lo que fue denegado por Fabricio Osma [el juez (el cuñao)], pese a la insistencia de Eustaquio Osma (el cuñao) de que Eustaquio Cárdenas [el letrado (el cuñao)] siguiese exponiéndola. A los once minutos, la sesión se levantó para que Fabricio Osma [el juez (el cuñao)] se pudiese comer el bocata de tortilla que tanto decía ansiar. En esto, Eustaquio Cárdenas [el letrado (el cuñao)] aprovechó para terminar de explicar la oferta antes mencionada. «No me convence, la Mari y los pequeños no cabrían en ese coche», señaló Fabricio Cárdenas (el cuñao). Con el desarrollo del juicio, todo parecía ir viento en popa para Eustaquio Osma (el cuñao), pero ahí llegaba la segunda sorpresa: «¡Ya lo tengo! Señor Eustaquio, el señor Fabricio Cárdenas, no es su cuñao, sino su cuñado. El único cuñao aquí presente es usted, junto con su señoría. Lo que quiero decir es que es usted el que elige al cuñado y es el cuñao el que hace que sean los cuñaos el cuñado, fue la revelación de Eustaquio Cárdenas [el letrado (el cuñao)] antes de culminar el juicio. Así, a Fabricio Cárdenas (el cuñado) le son otorgadas las llaves de la ciudad por ser un cuñado ejemplar, mientras que a Eustaquio Osma (el cuñao) le fueron otorgadas unas collejas de mano de todo el jurado como recompensa de ser un cuñao ejemplar.
Observaciones:
-Eustaquio Cárdenas [el letrado (el cuñao o cuñado)] y Fabricio Osma [el juez (el cuñado o cuñao)] siguieron discutiendo sobre quién era el cuñao y quién era el cuñado hasta que a la señoría le apetció un bocata de salchichón con tomates cherry de la huerta de su tío Emiliano de Yagüe.
-Cuñao: Ataque -50, Defensa +100, Cansinismo +8 (pero tumbado).
-Al final han quedado tapas de arenque en la cafetería del tribunal. Me voy a comer cuatro, que los paga la seguridad social.
-¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es Rosa Díez (la supercuñá)!
-Después de leer a Arturo Pérez-Reverte, me voy a comprar ese coche que ha dicho uno de los 2842 cuñaos.