VEGANISMO , por Lucía Espinosa

La RAE define el veganismo como la actitud consistente en rechazar alimentos o artículos de consumo de origen animal, pero ¿por qué? ¿qué motivos podrían llevar a una persona a dejar de alimentarse y consumir de la manera que “siempre se ha hecho”? ¿es una cuestión de dieta? ¿de ética? ¿moda? Una vez más la RAE nos deja con el culo al aire.

El veganismo es una posición política y filosófica que va más allá de la superficialidad de rechazar alimentos de origen animal, aunque ésta sea su manifestación más evidente. Dicha posición parte de la premisa de que todos los animales −sí, nosotros/as también somos animales− somos capaces de sentir dolor y deseamos vivir en libertad. O eso creo, todavía no he encontrado a ningún ser humano que le guste ser privado de ella, al menos de forma consciente. Es por ello, que desde el veganismo se busca la abolición de cualquier tipo de explotación que cause dolor o no dé libertad a los animales: industria alimentaria (carne, peces, leche, huevos, miel),  pero también el testado en animales, circos, zoos, acuarios, espectáculos con animales como cabalgatas, pieles y lana y “deportes” como la equitación, polo, caza, pesca… Un jaleo, vamos, que la RAE se queda corta.

Otro motivo es el medioambiental. Según la FAO, son necesarios 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne, esto es debido a la gran cantidad de vegetales que deben cultivarse para dar de comer a todos los animales que se crían para las industrias cárnicas −¿sabías que en Barcelona hay más cerdos que personas? − mientras que para generar un kilo de vegetales sólo se precisa de 1.500 litros de agua, lo que hace que la primera opción sea insostenible para el planeta. También estas industrias son importantes agentes contaminantes. En muchas ocasiones,  los purines acaban en ríos o en el mar. Por otra parte, aunque se habla poco de ésta, la pesca masiva está acabando con especies animales alterando la vida marina.

Es más fácil comer sano dado que se reduce el consumo de colesterol y se aumenta el de fibra y vitaminas, pero también hay alimentos vegetales poco saludables, como aceites refinados o productos ultraprocesados.

A estas alturas te estarás preguntando dos cosas: la primera, ¿por qué dejar de comer carne cuando nuestros colegas de hace miles de años comían? Y la segunda, ¿qué como entonces? Ante la primera te respondo con otra pregunta ¿cuántos de los hábitos que tienes hoy en día crees que puedes compartir con ellos? Para la segunda te diré que algo estás haciendo mal si hasta ahora no basabas tu alimentación en productos vegetales. No obstante, sustituir la carne es más fácil de lo que crees.

Muchas personas relacionan el veganismo con una especie de dieta de adelgazamiento, y nada más alejado de la realidad porque, como se ha dicho anteriormente, el veganismo es mucho más que una dieta. Si sólo hacemos referencia a la alimentación, tendríamos que hablar de dieta vegetariana estricta. Es cierto que es más fácil comer sano con esta dieta dado que se reduce el consumo de colesterol y se aumenta el de fibra y vitaminas, pero también hay alimentos vegetales poco saludables,  como aceites refinados o productos ultraprocesados.

Las proteínas las podemos obtener de garbanzos, lentejas…

La base de una alimentación vegetariana estricta son las frutas y verduras –recordemos las famosas cinco piezas– las legumbres, los cereales, los frutos secos y semillas. Combinándolos adecuadamente tenemos una dieta completa. Las proteínas las podemos obtener de garbanzos, lentejas, alubias, guisantes, soja y sus derivados como el tempeh, el tofu o la bebida de soja, quinoa, cacahuetes y seitán, que es un preparado con gluten de trigo y agua. Además, algunas de ellas cuentan con proteína completa –¡como la de la carne!– es el caso de garbanzos, alubias negras, guisantes, soja y quinoa. Las demás proteínas se completan con cereales, como el arroz, la pasta, la avena…

En cuanto al calcio, éste está presente en numerosos alimentos como almendras, soja, alubias blancas, sésamo y verduras de hoja verde como brócoli, coles o acelgas. El hierro está presente en lentejas, alubias rojas, espinacas, anacardos, almendras, soja, avena… imprescindible, además, tomar vitamina C para facilitar su absorción. El Omega-3 lo podemos obtener simplemente tomando 2-3 nueces al día o una cucharada de semillas de lino. La vitamina D,  llevando una alimentación equilibrada y exponiéndonos al sol unos minutos al día.

Lo único que falta en la dieta es la vitamina B12 y la podemos obtener en pastilla de origen no animal.

Ah sí, importante. La vitamina B12 es lo único que no podemos obtener a través de vegetales. Para que nos entendamos ésta la produce una bacteria presente en el suelo y que los animales ingieran al arrancar la hierba directamente del suelo, comiéndose a otros animales o siendo suplementada en la mayor parte de los casos a través de los piensos. Es por ello que una alimentación basada en plantas necesita suplementar 2000mg semanales, bien a través de alimentos fortificados o en forma de pastilla.

Teniendo en cuenta estos tips se puede llevar una vida saludable sin necesidad de productos de origen animal en cualquier etapa de la vida, según la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos y la Asociación de Dietistas de Canadá.

Y tú, ¿qué opinas? ¿vas a hacer algún cambio en tu vida?

Puedes obtener más información en los documentales Empatía y Cowspiracy y en la película Okja. Además, en Zaragoza hay varios restaurantes veganos o con opciones como La Fresca Vegan Food, Birosta o A Flama. ¡Aunque también te puedes animar a hacer tus propias recetas!

 

En colaboración con Marta Espinosa Marlasca, antigua estudiante del IES Elaios y mi hermana.

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