FAKE NEWS: UN MONSTRUO CIRCULA POR LAS REDES. Por Pablo Aylagas.

Desde la antigüedad se han difundido noticias falsas, presentando hechos falsos como reales con el objetivo de manipular las decisiones que hacemos día tras día, alabar o desprestigiar a una personalidad, entidad o institución, u obtener ganancias económicas. Pero desde la aparición de los medios de comunicación de masas su área y velocidad de propagación se han multiplicado. En el año 2017 el Diccionario Collins eligió «Palabra del Año» a la expresión fake news. La pregunta que surge es cómo influyen las fake news en nuestras vidas. Para darle respuesta voy a poner algún ejemplo.

Con el desarrollo de las TIC, es cada vez más frecuente la propagación de este tipo de noticias. Un ejemplo es cuando el Gobierno de George W. Bush impulsó la guerra de Irak en 2003. Para justificar la invasión se propagó una información falsa respecto a que el país poseía armas de destrucción masiva, consiguiendo que el mundo se dejara engañar por el FBI y la CIA. La guerra se llevó a cabo y estuvo apoyada por varios países, entre ellos España. Tres años después se descubrió que no había armas de destrucción masiva en Irak, quedando en evidencia el poder de las fake news.

Otro ejemplo serían las cadenas de Whatsap que a menudo nos suelen llegar. Aunque la mayoría de nosotros no solemos creer en ese tipo de información, aún hay gente que lo cree. Lo mejor es contrastar la información con alguna fuente fiable y si resulta no ser cierta, pasar de ella.

Por último, voy a recordar una anécdota que representa nuestra capacidad de credibilidad respecto a las mentiras que se divulgan como algo cierto. En febrero de 2014 el programa ‘Salvados’ emitió un programa en el que se implicaba a grandes personalidades de la política española en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Todo el mundo se creyó aquel documental presentado como una exclusiva, en ese momento las redes estaban ardiendo. La sorpresa llegó cuando, al terminar el documental, se informaba a los espectadores de que se trataba todo de una broma.

Para enfrentarse a este fenómeno hay que estudiar la fuente, el sesgo de la noticia y el autor, viendo sus intereses económicos, y leer más allá de lo primero que nos haya llegado. Se debe también comprobar la fecha, por si es algo que ya carece de validez, y comprobar que no se trate de una noticia satírica que no sea real. Además de todo esto, nunca está de más preguntarle a alguien que sepa del tema que trate la noticia.