En los últimos años, debido a la modernización de la agricultura y a los productos procesados, nuestra alimentación se ha ido alejando más y más de una cocina tradicional y natural.
Todo en la naturaleza tiene su propia energía y fuerza vital. Siendo conscientes de las cualidades y efectos de cada alimento y a través de la observación, podremos obtener nuestros propios modelos de salud y vitalidad. De este modo, aportamos a nuestra vida la base para armonía y el equilibrio en el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu.
La calidad de la alimentación está fuertemente unida a la calidad de vida.
La base son los alimentos ecológicos, ya que no están tratados cuando se cultivan, sin pesticidas, sin refinar, etc… y sin afectar, de este modo, a la energía que te transmite el alimento. La dieta macrobiótica propone una curación física a través de la alimentación, y espiritual con el cambio del estilo de vida. Defiende que muchos de los males que tenemos se deben a una mala alimentación en la que fuerzas opuestas y complementarias (yin y yang) no logran estar en equilibrio. La alimentación convencional no tiene en cuenta este principio y se producen excesos en una u otra fuerza, por lo que la armonía deja de existir y el cuerpo se resiente.
Este tipo de alimentación no se basa estrictamente en los valores nutricionales, sino que considera los campos energéticos de los alimentos.
Partiendo de este punto de vista se conocen y diferencian el tipo de energía de los alimentos y cuál es el que más nos conviene dependiendo del momento y de la persona (hay que adaptar la dieta a uno mismo).
Nosotros estamos en un clima templado y no deberíamos alimentarnos con productos tropicales ni procedentes de países de frío extremo.
En el campo vegetal, por ejemplo, podríamos distinguir entre: los vegetales que se encuentran bajo tierra (energía contractiva, Yang); los que están a ras de tierra o a cm de ella (energía centrada); los que están por encima de la tierra, más altos (energía expansiva, Yin).
La teoría del Yin-Yang es una parte esencial de este estilo de vida. Consiste en que todos los fenómenos, alimentos incluidos, tienen cualidades energéticas, metafísicas. Y en que la armonía se consigue cuando equilibramos estos dos polos Yin y Yang, en nuestras vidas.
La macrobiótica tiene su base alimenticia:
- Productos integrales, sin refinar o procesar.
- Alimentos locales y de tu mismo clima.
- Usar principalmente productos biológicos.
- Cocina casera.
- Adaptar nuestra alimentación a los cambios estacionales.
- Alimentarnos de acuerdo a las propias necesidades personales.
- Seguir la intuición y los mensajes de nuestro cuerpo.
En la práctica macrobiótica se considera que los alimentos a evitar o a usar muy esporádicamente son: carnes rojas o blancas, huevos, productos lácteos, azúcar, verduras o frutas de origen tropical, café o té negro,
alimentos refinados y con química.
No existen alimento prohibidos, pero existe un criterio a partir del cual podemos escoger de una forma más saludable y consciente.
La dieta macrobiótica reduce el consumo de carne, por sus efectos en el organismo humano:
- Nuestro organismo gasta mucha energía y minerales para metabolizar la proteína animal.
- Esta proteína animal crea una condición muy ácida de la sangre.
- La carne contiene altos niveles de ácido úrico.
Se evitan los lácteos, porque el intestino no los digiere bien. De todas formas, hay muchos alimentos que aportan al organismo la cantidad necesaria de calcio para un buen desarrollo, como por ejemplo: pescado, semillas de sésamo, hojas verdes, frutos secos, etc.
Otros alimentos de los que se reduce o niega su consumo son: patata, azúcar, harina, berenjena, pimiento, tomate, café, entre otros
La razón más común para empezar a seguir esta alimentación y estilo de vida es la salud y, secundariamente, el deseo de llevar una alimentación natural.
La alimentación macrobiótica consiste en comprender las especificidades de cada alimento (sus energías) para obtener la libertad de utilizarlos, según los objetivos y necesidades de cada uno. Pretende alcanzar el equilibrio y la armonía en todos los aspectos de nuestra vida, siendo consciente de la importancia de la alimentación en la misma.
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